Martes
06.11.2018
Lucas 22:41-44 “Y él (Jesús) se apartó de
ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo:
Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la
tuya. Y se le apareció un ángel del
cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era
su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”.
Hubo unos padres que
quedaron devastados cuando a su hija, de 8 años, le diagnosticaron cáncer. Existía
menos de 1% que sobreviviera.
Los padres ayunaron y
oraron por un milagro. Mientras oremos
—dijo el padre—, confiemos en Dios, pase lo que pase. Oremos como Jesús: No
sea mi voluntad, sino la tuya”. A lo que la esposa respondió con franqueza: ¡Pero
yo deseo que Dios la sane!. ¡Sí! ¡Y debemos pedírselo! Pero honramos a Dios al entregamos a Él aunque
resulte difícil.
Antes de ir a la cruz,
Jesús oró, pero pidiendo la voluntad del Padre (vs.42). Al decir: «pasa de mí
esta copa», Él no pedía no ir a la cruz,
sino someterse al Padre por amor.
Entregar los deseos a Dios no es fácil, y cuesta entender su sabiduría, cuando vienen los momentos
difíciles. En esta ocasión, la oración de estos padres, recibió respuesta
maravillosa, y la niña se sanó.
Jesús entiende tus luchas porque, aunque su petición no fue concedida, nos mostró cómo confiar en
Dios para todas las necesidades.
Dile hoy: Padre, confío en tu amor que nunca falla. Hoy me entrego a ti para servirte.
Hazme entender cabalmente, que tú
mereces mi compromiso y mi alabanza.
Muy feliz martes, y que Dios te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: NuestroPanDiairo)
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