16.10.2018
3 Juan 1:2 “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma”.
Un alma que camina en la voluntad y
diseño de Dios, es saludable! El cuerpo
que la posee disfruta de armonía y bendiciones. Pero si hay heridas y
ofensas, ambos sufren.
Estamos
conformados por espíritu, alma y cuerpo (1 Tesal. 5.23), y la
condición interna determina la externa. El alma recibe heridas, y las
más profundas son las causadas por los seres más cercanos.
Diversas acciones causan heridas: Infidelidad. Maltrato verbal o físico. Menosprecio. Comparaciones
desagradables. Promesas incumplidas. Mentiras. Engaños. Falta de atención. Disciplina
injusta o ausencia de ésta. Secretos divulgados. Ofensas. Burlas…
El alma se
manifiesta a través del cuerpo, y en ella se asienta la mente, la voluntad y
las emociones. Dios desea que el alma de sus hijos prospere, ya que cuando
ésta prospera, las demás áreas también.
Hay almas enfermas, o no prósperas,
porque están heridas. Tu alma
determina tu vida. El espíritu puede salir del cuerpo, y no morir la persona. Ejemplo,
Pablo, que en espíritu fue al 3er cielo (2 Cor.12.2). Pero
cuando el alma se sale del cuerpo, la persona muere. Ejemplo, cuando el parto
de Raquel, esposa de Jacob, dice “al salirsele el alma” (murió) (Gén.35:18).
La condición
saludable del alma, es vital para un hijo de Dios; con heridas, se afecta el cuerpo. Vienen enfermedades
físicas, que impiden prosperidad integral, esa que Cristo alcanzó, para todos,
en la cruz.
Una herramienta
fundamental para la sanidad del alma, es el perdón. Al perdonar, tu corazón
experimenta sanidad y libertad, condición que mejora tu vida natural,
emocional y espiritual.
Dios te de
excelente salud integral (alma, espíritu y cuerpo) y te bendiga poderosamente!
Wilda
M.V.
(Referencia:
MensajesySermonesparaPredicar)
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