14.10.2018
1 Crónicas
4:10 “E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras
bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me
libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió”.
¿Qué hacer
para disfrutar el favor de Dios? Lo primero es obediencia, y luego pedir, en oración, un rebosamiento
de su favor. Lo que hizo que Jabes se destacara fue que Invocó al Dios de
Israel diciendo: ¡Si me dieras bendición! Él no aceptó la idea de vivir sin
las bendiciones de Dios. No fue una oración en su pensamiento, si un
grito profundo de un alma que no podía vivir sin un cielo abierto.
La oración de Jabes nos recuerda a Jacob, quien también tuvo un tiempo crítico
de oración con Dios, cuando una noche, luchó con Dios, en forma de hombre y
luego pronunció una frase que ha inspirado a muchas personas a buscar ardientemente
a Dios. Cuando el hombre trató de irse, Jacob respondió: “No te dejaré, si
no me bendices” (Gén.32:26).
Esas oraciones
apasionadas y desesperadas pueden estar fuera de moda hoy. Quizás por eso experimentamos tan pocas bendiciones
de Dios. Muy a menudo nos contentamos con lo que tenemos, en lugar de
buscar más y mas de Dios.
Dios da
sobreabundante gracia, y responde peticiones, incluso a los más frágiles; pero al parecer, la oración efectiva implica
algo más que solo palabras. Es buscar a Dios de todo corazón, y asegurar,
no sólo respuestas, sino las bendiciones que anhelamos.
¡Que aprendas a invocar a Dios, como lo hizo Jabes, que los cielos
te sean abiertos, de par en par, y muy feliz día!
Wilda M.V.
(Referencia: WorldChallengeOrg)
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