07.08.18
Juan
20:1,13-16 “El primer día de la semana, María Magdalena fue
de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del
sepulcro. Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no
sé dónde le han puesto. Cuando
había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que
era Jesús. Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella,
pensando que era el labrador, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde
lo has puesto, y yo lo llevaré. Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le
dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro)”.
En Juan 20:1-18 leemos la historia de María
Magdalena. Ella personifica un corazón entregado a Cristo. Se ocupaba de
Jesús, con amor y afecto, juntamente con las otras María. Ella lo hacía por
pura gratitud. Jesús había echado de ella 7 demonios (LC.8:2).
Las mujeres no hablaban abiertamente sobre asuntos
espirituales en presencia de hombres. Pero María tenía algo que ellos no
tenían; algo más profundo…¡Ella tenía una gran revelación de Jesús mismo! Y
tú, buscas temprano esa revelación que Jesús tiene para ti?
María, mientras los demás probablemente dormían, fue
al sepulcro. Y tú, buscas esa gloriosa presencia? Al encontrarlo vacío, corrió a buscar a Pedro y a
Juan. Cuando ellos vieron que Jesús no estaba ahí, volvieron a los suyos (20:10),
pero María clamaba: “no sé dónde le han puesto” (20:13). Y tú, tienes un
lugar especial, para Jesús, en tu corazón?
Ella sabía que su corazón únicamente lo saciaba
Jesús. Y el tuyo, está preparado para que Jesús te sacie? Piénsalo.
Estás a tiempo!
Feliz martes. Que Dios te bendiga!
Wilda
M.V.
(Referencia:
WorldChallengeOrg)
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