4.6.18
Mateo 6:19-21 "No hagas tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón".
La mayoría de las posesiones materiales pueden ser destruidas por los insectos o el moho; o alguien puede robarlas. Mateo 6 nos insta a enfocarnos especialmente en las cosas que tienen valor eterno.
Será glorioso que al morir no tengas acumuladas muchas posesiones terrenales, sino que hayas atesorado tu mayor riqueza en el cielo.
Amar a Dios, honrarlo, servirle, enseñar y guiar a otros a Jesucristo; cuidar y proveer para tu familia, enseñar en la escuela dominical, tener cuidado de abandonados, de huérfanos, viudas, orar con el corazón, servir con amor, perdonar, ser fiel, no ser orgulloso... son algunos de los tesoros, que en el cielo puedes guardar.
Nuestro verdadero tesoro no es lo que acumulamos, sino en qué o en quién invertimos nuestro tiempo y pasiones. ¿Qué estás atesorando tú?
Recuerda: nada trajiste, nada te llevarás, y todo lo material -por lo que poco o mucho te esfuerces-, aquí lo dejarás.
Medita en esto, que Dios te guíe y bendiga!
Wilda M.V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario