2 Corintios 9:6-10 “…El que siembra escasamente, escasamente segará; y el que siembra generosamente, generosamente segará. Cada uno de como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque *Dios ama al dador alegre*. Y poderoso es Dios para hacer que abunde toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas lo suficiente, abunden para toda buena obra... Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará su sementera, y aumentará los frutos de su justicia”.
Con frecuencia pides a Dios: bendiciones, protección, salud, victoria, y otras tantas cosas más. Pero no piensas en qué hay que considerar, ni qué es lo que Dios quiere que hagas por su Reino.
*No es sólo pedir su respaldo, sino disponer tu corazón para hacer Su voluntad*, procurando el establecimiento de su Reino en la tierra.
2 Corintios 9 te recuerda el principio, no sólo de sembrar, sino de hacerlo bien; ya que una semilla mal sembrada se echará a perder. Así mismo, Dios recuerda que hay que sembrar y dar con generosidad, con alegría y voluntariamente.
Es interesante recordar que el pueblo de Israel, al salir de Egipto, salió con muchos tesoros, y muchas cosas que luego fueron usadas para construir el tabernáculo en el desierto. Dios nos bendice para que, a su vez, bendigamos Su obra.
Si eres un cristiano responsable, debes apoyar la obra de Dios. Dale a Dios lo que es de Dios, y a César lo que es del César. Si hay algo importante en la vida del cristiano, es hacer la voluntad de Dios, es caminar en Su diseño y en Su modelo.
Permite que el Señor ponga en tu corazón Su voluntad, y que puedas caminar con fe en Su propósito. Cuando te ocupes de los planes de Dios y de la extensión de Su Reino, Él se ocupará de tus planes y anhelos.
*Que Dios te ayude a entender este tan beneficioso principio, y te bendiga!*
Wilda M.V.
(Referencia: Mensajes y Sermones para Predicar)
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