miércoles, 23 de mayo de 2018

“Cómo tener una fe firme”


Meditación 22.5.18

Te invito a que te tomes un tiempecito y leas en el “Pabellón de la fe bíblico” en Hebreos 11.1-31

El apóstol Santiago nos desafía a comprender la relación que hay entre fe y obediencia. En Santiago 2.17, escribe que la fe sin obras está muerta. En otras palabras, no podemos tener creencias firmes sin obediencia.

Desarrollar una fe firme requiere tiempo. Nacemos espiritualmente por medio de una fe sencilla, como la de un niño que recibe a Cristo como Salvador. Las convicciones se nutren de un conocimiento cada vez mayor de Dios, y de una confianza cada vez mayor en Él. Experimentar su protección, su provisión y su poder en los momentos de prueba fortalece nuestra fe.

Daniel es un buen ejemplo de esto. Cada vez que su fidelidad era probada, elegía depender de Dios. A veces, era forzado por las circunstancias, como cuando tuvo que enfrentar la orden de comer alimentos sacrificados a los ídolos (Daniel 1.8). En otras ocasiones, iniciaba voluntariamente una situación difícil con el fin de ayudar (Daniel 2.24). En cada caso, seguía la dirección de Dios.

Hebreos 11 relata otros ejemplos de obediencia. Noé, cuando fue advertido acerca de cosas que no veía, obedeció a Dios y construyó el arca. Y Abraham dejó su tierra para irse a un lugar que aún no conocía, en obediencia al Señor.

Luego, en el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo se disponía arrestar a los cristianos cuando se encontró con el Salvador. Dio un giro a pesar de las amenazas, las golpizas y los naufragios, y obedeció a Dios y predicó el evangelio.

Conocer y confiar en Dios mediante su Hijo, experimentar su presencia, y vivir en obediencia a Dios son los elementos necesarios para desarrollar una fe inquebrantable. El Señor dijo que nuestra obra es creer en Él (Juan 6.29). Con la ayuda del Espíritu Santo, todos podemos tener una fe inquebrantable.

(EnContacto.org).

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