Meditación 1.3.18
Nehemías 1.3-9 “Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo. Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre”.
¿Cuál es su concepto de Dios? ¿Lo ve como el Único capaz de ocuparse de cada problema? Nehemías conocía al Padre de esa manera. Al enterarse de la destrucción de Jerusalén, lloró, ayunó y oró por su intervención.
Para entender cómo veía Nehemías al Todopoderoso, veamos su súplica.
En los versículos 5 al 11 del pasaje de hoy, se refirió a Dios de maneras diferentes. Por ejemplo, primero utilizó el nombre Jehová, un término que significa “Yo soy”, e indicó Uno que nunca cambia. Luego se refirió al Señor como Elohim, un nombre que habla de soberanía. Al presentar su petición, el profeta escogió un lenguaje que indicaba plena confianza en Dios.
Y el Señor respondió esa oración de manera poderosa. Como copero en el palacio, Nehemías probaba primero la comida y la bebida del rey Artajerjes para protegerlo de un posible envenenamiento. Para un servidor en esa posición, era un riesgo tener un semblante triste, pero las terribles noticias lo habían deprimido (Neh 2.1).
El Señor obró con poder: cuando el rey le preguntó a su copero qué lo apenaba, Nehemías expresó su preocupación por el pueblo judío. En vez de castigarlo, Artajerjes le permitió ir a reconstruir lo que había sido destruido, ¡y hasta le suministró los materiales! Dios se encargó de lo que parecía una carga abrumadora e imposible para Nehemías, y Él puede hacer lo mismo por nosotros.
Tener el concepto correcto del Señor nos permitirá acercarnos a Él con confianza absoluta en que escuchará y responderá nuestras oraciones (Salmos 86.7). Recuerde que el Señor es fiel y poderoso. Nuestro Padre celestial es soberano. (De Encontacto.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario