Salmos 3:5-8 “Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí. Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío… La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición”.
Absalón, hijo del rey David, se levantó contra él, su propósito era quitarle el trono. Pero David podía dormir, a pesar de la situación, porque esperaba y confiaba en Dios.
Dios es quien nos fortalece para perseverar; Él es nuestra provisión y en quien podemos reposar o descansar. David no sintió temor en su corazón, por eso dijo: “No temeré!”.
Él sabía bien quién era Dios; había visto caer a Goliat, a otros gigantes; había visto cómo el poder de Dios había hecho huir ejércitos enteros y grandes. Sabía que nadie pelearía mejor sus batallas que Dios mismo.
David sabía que la salvación viene de Dios, y que en Él hay triunfo asegurado... de una u otra manera.
Contra David se levantó su propio hijo, aunque pudiera haber sido otro de su familia... Pero supo usar la mejor arma: confió en Jehová!
Ora con sabiduría divina, adora al Señor mientras Él trabaja en tu situación, perdona y bendice a los demás. ( oye: perdona ) y Dios hará conforma a Su poder y voluntad... Y tendrás victoria!
Feliz viernes, confía y que Dios te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: Mensajes y sermones para predicar)
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