Meditación 5.3.18
Hebreos 5.12-14 “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis
necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de
las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de
leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es
inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es
para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos
ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”.
Vivimos en una cultura apresurada que exige resultados
instantáneos. Para muchas personas, esperar se ha convertido en un arte
olvidado. Pero la manera en que Dios nos ayuda a madurar en la fe es diferente
a la manera en que actúa el mundo. Las cualidades personales que Él valora
necesitan tiempo para desarrollarse.
El discernimiento es uno de esos atributos. Lejos de
ser una destreza prefabricada, se cultiva saturando el corazón y la mente con
las Sagradas Escrituras. El trascendente Señor del universo quiere
compartir con nosotros su parecer por medio de su Palabra. ¿Qué podría ser más
importante o valioso en la vida que tener la capacidad de conocer la mente de
Dios?
Nuestra vida está llena de momentos que requieren
discernimiento. A veces, podemos estar tan
ocupados tratando de conocer la voluntad y la dirección de Dios en cuanto a lo
que debemos hacer, que no escuchamos su voz. El Señor nos llama a pasar
tiempo de recogimiento con Él para absorber la verdad de su Palabra y
practicarla.
Después de escuchar al Señor, podemos comenzar a aplicar
lo que hemos aprendido. Solo si ponemos en
práctica su Palabra, tendremos “los sentidos ejercitados en el discernimiento
del bien y del mal”. La Palabra de Dios nos abre los ojos para ver nuestras
experiencias desde la perspectiva de Dios, de modo que podamos tomar decisiones
acertadas.
Nuestro desafío es hacer del pasar tiempo con el Señor
en su Palabra una prioridad. Es posible que tengamos que reorganizar nuestra
agenda o levantarnos más temprano. Pero el esfuerzo vale la pena por el
discernimiento y el entendimiento que nos aguardan.
(De
Encontacto.org).
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