Sábado 10.2.18
Salmos 121 "Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre".
El salmista comienza con una confesión personal de fe en el Señor, quien era su fuente de ayuda. ¿Qué implicaba esto? Estabilidad, cuidado constante, presencia permanente, y protección de toda clase de mal, ahora y por siempre.
A través de los tiempos, el pueblo de Dios ha escrito canciones que identifican al Señor como su fuente de «ayuda». Es maravilloso elevar nuestra voz para entonar canciones que reflejan el sentir de Charles Wesley: «Padre, extiendo mis manos a ti, la única ayuda que conozco»; o las palabras certeras de Martín Lutero: «Castillo fuerte es nuestro Dios».
¿Te sientes solo, abandonado, confundido? Medita en las palabras de Salmos 121, y permite que llenen tu alma de fe y valor. Tú no estás solo, así que no trates de vivir aislado y dependiendo de tus fuerzas.
Regocíjate en el cuidado de Dios, para lo terrenal, como para lo eterno. Cualesquiera que sean los próximos pasos que tengas que tomar, tómalos con Su ayuda. Recuérdalo hoy.
¡El Hacedor del universo es tu ayuda y te bendice. Feliz sábado!
Wilda M.V.
(Referencia: Nuestro pan diario)
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