Miércoles 7.2.18
Rut 4:5-6 “Entonces replicó Booz: El mismo día que compres las tierras de mano de Noemí, debes tomar también a Rut la moabita, mujer del difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su posesión. Y respondió el pariente: No puedo redimir para mí, no sea que dañe mi heredad. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré redimir”.
Rut vino de Moab (país extranjero) a Belén de Judá (¡y conquistó el corazón de Booz!). Algo similar ocurre al hombre: sin Cristo -está desconectado de Dios, es extranjero, y vive sin esperanzas. Pero cuando conquista Su corazón, pasa a formar parte de la familia de Dios; ¡con la promesa de que podrá estar junto a Él en gloria!
Antes de Rut ser de la parentela de Booz, era nada; pero después vio a Dios obrar a su favor. Cristo está para devolvernos la parentela de hijos con Dios. Si no tomas la decisión, nunca serás “alguien”.
Cristo no derrumba las puerta que nos separan de Él. Solo extiende la invitación, y tú –por fe- decides abrir o no. Booz se dispuso a hacer el papel de redentor de Rut. ¡Cristo está para hacerlo para tí!
Aunque se esperaba que otro redimiera, dijo: “No puedo…no sea que dañe mi heredad. Redime tú…” (vs.6). Muchas veces nuestra confianza se pone en otros, pero esos otros, nada podrán hacer por nosotros.
Booz estuvo dispuesto a “restaurar el nombre del muerto (Elimelec)” (vs.5). Cristo, está dispuesto a redimirte a ti…un muerto espiritual.
Cuán grande fue la generosidad de Booz que, a pesar de que en la Ley decía “No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová…” (Deut. 23.3); su espíritu tuvo otra visión y Rut, siendo moabita, fue honrada. Esto por la ley nunca pudiera ser (Rom.3:20). Tampoco las obras nos podrán redimir (Ef.2:8,9).
Necesitamos Al Redentor: a Cristo, quien pagó por la penalidad total de nuestros pecados!
Rut (la extranjera) aceptó al verdadero Dios de Israel, y salió en victoria, viniendo a ser parte del linaje del Cristo de la gloria!
¡Si aún eres “extranjero”, deja que la sangre de Cristo te redima, y vengas a formar parte de Su gloria!
¡Que Dios te bendiga!
Wilda M.V.
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