Meditación 15.01.18
Colosenses 2.6-10 “Por tanto, de la manera que han recibido al Señor
Jesucristo, anden en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en
la fe, así como han sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Miren que
nadie les engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las
tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según
Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y
ustedes están completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”.
¿Cómo pueden las personas que han puesto su
fe en Cristo como su Salvador vivir en rebeldía contra Dios, con actitudes y
conductas impropias? En realidad, cuando una persona es salva recibe una
vida nueva; la conducta y los pensamientos pecaminosos son
característicos de la vieja vida. Sin embargo, los viejos patrones
persisten. La verdad es que todos los creyentes viven con este dilema en mayor
o menor grado.
La salvación es un acto que Dios lleva a
cabo una sola vez en la vida de cualquier persona que reconoce que Cristo pagó
sus pecados. Esa persona tiene, entonces, la seguridad
de un lugar en el cielo. Pero, ¿sabía usted que el Señor quiere más que esto
para nosotros? La Biblia enseña que Él nos predestinó para ser “hechos
conformes a la imagen de su Hijo” (Romanos 8.29-30). Este es
su objetivo fundamental. La salvación es la puerta que abre el camino a este
proceso, que se logra por el Espíritu Santo viviendo en nosotros.
Esta transformación requiere el
sometimiento al señorío de Cristo. Él pagó por nosotros con su sangre, y
como ahora le pertenecemos, el Señor tiene el derecho a gobernar nuestra vida.
En otras palabras, le recibimos como Señor en el momento de la salvación, y
ahora debemos andar en Él, dejando que tenga el control de cada decisión,
acción, palabra, motivo, actitud y pensamiento.
Si ve poco progreso en su vida espiritual,
es posible que el problema se deba a que no le ha entregado cada aspecto de su
vida al Señor. Solo al rendirse a Él y al permitirle
que gobierne su vida será bendecido ricamente, y su carácter, perspectiva,
actitudes y conducta cambiarán.
(De Encontacto)
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