Meditación 17.10.17
Isaías
41.10 “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu
Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra
de mi justicia”
Ayer aprendimos la importancia de precisar nuestras
metas. También debemos asegurarnos de fijarlas con la guía de Dios, en vez de
establecerlas sin su ayuda y esperar después que Él bendiga nuestros esfuerzos.
Nuestro éxito será determinado por nuestra dependencia del Señor. Si
pretendemos lograr algo con nuestras propias fuerzas, aunque sea algo bueno,
fracasaremos.
Otros factores pueden también ayudarnos a lograr una
meta. Una pasión ardiente, por ejemplo, puede proporcionar la motivación y
evitar el desánimo. Además, debemos tener la confianza de alcanzar la meta,
sabiendo que el Señor nos capacitará para cada una de las tareas que Él nos
asigne. Recuerde a David, el joven pastor: parecía no poder rivalizar con
Goliat, pero Dios lo preparó por medio de la experiencia que había adquirido al
proteger a las ovejas de animales peligrosos.
Planificar paso a paso una línea de acción nos ayudará
también a tener éxito; un calendario es útil para fijarle una fecha a cada
parte del plan. Dos cosas más que necesitamos son valentía y confianza. El
temor al fracaso y la opinión de otros pueden ser paralizantes. Pero la
valentía se logra con la lectura de la Palabra de Dios, la oración, y hacer
oídos sordos al negativismo. Así, la confianza mantendrá nuestra mirada en la
meta, y no nos apartaremos de ella.
Usted puede seguir viviendo como antes, o descubrir lo
que Dios piensa hacer en su vida. ¿Le está dirigiendo Él hacia una meta
específica? Recuerde que el Señor es todopoderoso.
Si usted utiliza estos principios, experimentará la
suficiencia de Dios para hacer cosas poderosas y lograr los planes que Él tiene
para usted.
(De Encontacto.org)
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