Dgo. 3.9.17
Marcos 12:38-44 "Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con largas ropas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación. (La ofrenda de la viuda). Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento".
Adorar y servir al Señor, sea escribiendo, o en otras expresiones, y que los demás no lo aprecien, no sea motivo de desánimo; porque si esas ofrendas, salen del corazón, llegarán a Dios. Y el Señor mismo lo confirmará.
Él, y no las vagas o negativas opiniones de otros, sabe la motivación y el valor de nuestras más simples ofrendas.
Jesús contradijo todos nuestros estándares, respecto al mérito en las ofrendas. Mientras los ricos arrojaban grandes sumas de dinero en el tesoro del templo, una viuda pobre puso unas monedas de poco valor. Y el Señor declaró que esa ofrenda era mayor que la del resto.
Aunque la historia de la viuda se centra en las ofrendas monetarias, toda acción de dar puede ser una expresión de adoración y obediencia con amor.
Como la viuda, presentemos, de corazón, lo mejor de nuestro tiempo, talentos o tesoros como ofrenda de adoración invalorable... Ya que Dios nos dio primero.
(Referencia: Nuestro pan diario)
Feliz domingo, y que Dios te bendiga!🌻🌻
Wilda M.V.
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