lunes, 14 de agosto de 2017

"Tu palabra sabia de hoy"

Lunes 14.8.17

Habacuc 3:17-19 "Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar. Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas".

Las palabras del doctor le golpearon el corazón. Era cáncer. Su mundo se detuvo mientras pensaba en su esposo y sus hijos. Habían orado con diligencia, a la espera de otro resultado. ¿Qué harían? Mientras las lágrimas le caían por el rostro, susurró: «Señor, esto está fuera de nuestro control. Por favor, sé nuestra fortaleza».

¿Qué hacemos cuando el pronóstico es devastador, cuando nuestras circunstancias escapan a nuestro control? ¿Dónde acudimos cuando no parece haber esperanza?

La situación del profeta Habacuc estaba fuera de su control, y sentía temor paralizante. El juicio venidero sería catastrófico (vs.16-17).

En medio del caos inminente, Habacuc decidió vivir por fe (2:4) y gozarse en Dios (3:18). NO puso su confianza en sus circunstancias, su capacidad o sus recursos, sino en la bondad y la grandeza de Dios.

Su confianza en Dios lo llevó a proclamar: «El Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar» (vs.19).

Cuando nos enfrentamos a circunstancias difíciles —enfermedad, crisis familiares y financieras—, nosotros también tenemos que poner nuestra fe y confianza en Dios. Él estará con nosotros.

Digámosle: Señor, gracias por ser «nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones» (Salmos 46:1).

En circunstancias difíciles, podemos confiar en que Dios es nuestra fortaleza, y nos bendice.

Wilda M.V.
(Referencia: Nuestro pan diario)

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