Martes 27.6.17
Éxodo 16:4-5 "Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día".
El Señor esperaba que su pueblo confiara en su poder y en sus promesas; ya que Él si sabe a dónde guiarnos.
El Señor habló a Moisés, hombre de corazón sensible, para una peregrinación de difícil camino. Moisés mantuvo su corazón manso, humilde y sensible a la voz del Dios. Le dijo: “haré llover pan del cielo”. La lluvia en el desierto era difícil, mucho más que lloviera pan, pero Moisés confió en la palabra de Dios.
El maná era como semillas de cilantro, y su sabor como hojuelas con miel” (Éxodo 16:31). El Señor siempre hace lo que dice, pero no significa que lo hará como imaginamos o pensamos.
Instruyó cómo recoger el maná: “diariamente la porción de un día”; y en eso, el pueblo sería probado. Para Dios, obedecer es más valioso que muchos sacrificios.
Él maná fue, por un tiempo, provisión divina en el desierto; y Jesús, en el NT, dijo: “Sus padres comieron el maná en el desierto, y murieron. "Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre” (Juan 6:49, 51).
Jesucristo es la provisión para hoy, y para la eternidad. Es nuestra vida y fortaleza. "Quien come de este pan, vivirá para siempre” (Juan 6:58).
Recibe estas palabras, recordándote que dice en Isaías 55:10-11: "Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero..."
Dios te bendiga!
Wilda M.V.
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