Meditación 4.5
1 Corintios 13.4-6 "El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad".
El pasaje de hoy enseña que el amor “no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad”. Esto significa que los cristianos no debemos obsesionarnos con los errores de otras personas, ni renunciar a ellas como si fueran delincuentes despreciables y sin remedio. El amor nos hace odiar la mala acción, pero a respetar a quien la cometió. Dicho más sencillamente, odiamos el pecado pero amamos al pecador.
A pesar de lo que parezca evidente en cuanto a una persona que ha sido impulsada a cometer una mala acción, Dios la creó con el potencial de hacer algo bueno. Por fuera puede parecer, como si hubo una crianza deficiente, malos tratos, o que influencias negativas dañaron, de manera irreparable, su moral y su perspectiva del mundo. Para estas personas, la capacidad de amar y elevarse por encima de las circunstancias puede estar enterrada tan profundamente, que puede parecer inexistente.
Dios sigue considerando digna de salvación a la persona más malvada y corrupta. ¿Por qué es así? Porque la Biblia dice que toda persona que crea en el Hijo de Dios tendrá vida eterna (Juan 3.16). Muchos piensan que merecen el amor de Dios porque se creen buenos, en comparación con otras personas, pero Dios ama a todas las personas, no importa qué tan horrible sea su pecado…Todos pueden alcanzar Su misericordia.
Dios no quiere que maltratemos a los demás; las malas acciones tendrán consecuencias y serán castigadas. Sin embargo, el Señor ofrece amor, misericordia y salvación a cualquiera que la desee. Él no guarda rencor, ama incondicionalmente y, por tanto, desea que amemos de la misma manera.
(De Encontacto.org)
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