Meditación 5.4.17
Te invito a leer en
este link, la porción bíblica que avala esta reflexión: 1 Corintios
15.20-58.
Cuando escuchamos la palabra resurrección,
la mayoría de nosotros piensa en Jesús resucitado de los muertos, pero su
victoria sobre la tumba muestra lo que nos pasará a nosotros, también. Un
día, todo creyente que haya muerto experimentará una resurrección corporal
como la de Cristo, y quienes estén vivos cuando Él regrese serán transformados
de mortales a inmortales.
Una de las primeras preguntas que vienen a la
mente es, ¿cómo seremos? No puedo responder eso específicamente; lo único que
sé es que vamos a vernos tan bien como el Creador pueda hacernos. ¡Y eso
es excelente! Estos humildes cuerpos terrenales serán transformados en cuerpos
gloriosos como el del Señor, con excepción de su divinidad, por supuesto. El
apóstol Pablo da algunas pistas sobre las características de nuestros cuerpos:
serán imperecederos, gloriosos, poderosos y espirituales. Nunca volveremos a
experimentar pecado, enfermedad, dolor, sufrimiento, debilidad, agotamiento o
muerte.
A veces, la gente me pregunta si seremos
reconocibles, es decir, ¿conoceremos a nuestros seres queridos, y nos conocerán
ellos a nosotros? Piense en esto: ¿cómo podrían estos cuerpos gloriosos estar
limitados en este aspecto si son mucho más avanzados en todo lo demás? Estoy
totalmente convencido de que todos nuestros sentidos y capacidades mentales
serán mejorados, no disminuidos.
Nos aguarda un futuro glorioso, pero el gozo de un
nuevo cuerpo y de una reunión con nuestros seres queridos será superado solo
por la emoción de ver al Señor Jesús cara a cara. Él es quien hizo posible todo
esto. Por gratitud, amémosle y sirvámosle fielmente mientras estemos en este
mundo. (De Encontacto.org)
P.D. Un creyente en Cristo, le ama, obedece y
desea caminar como Él caminó.
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