jueves, 29 de diciembre de 2016

"Seguridad eterna: ¿Podemos estar seguros?"

29/12/16

1 Juan 5.1-13 "Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Porque 3 son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos 3 son 1. Y 3 son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos 3 concuerdan. Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios".

Nuestro Padre celestial quiere que sepamos con certeza que tenemos la vida eterna por medio de su Hijo Jesucristo.

¿Qué garantías tenemos de que somos salvos por la eternidad?:

El amor de Dios. Podemos estar seguros de la salvación eterna gracias al amor incondicional de nuestro Padre Celestial. Él demostró en la cruz lo mucho que significábamos para Él: envió a su Hijo a morir por nosotros para que pudiéramos tener vida eterna (1 Juan 4.9-10).

La vida y la muerte de Cristo. Debido a que el Señor Jesús no peca, estuvo calificado para servir como nuestro sustituto y tomar nuestro lugar en la cruz. Al morir por nosotros, Él pagó por nuestros pecados y completó la obra necesaria para asegurar nuestra salvación (Juan 19.30).

La promesa del Señor Jesús. Tenemos la garantía de nuestro Señor de que pasaremos la eternidad con Él. El Señor prometió que nunca podremos estar separados de Él y que nadie podrá arrebatarnos de su mano (Juan 10.28). Él fue adelante a preparar un lugar para nosotros, y regresará para llevarnos allá (Juan 14.2-3).

El Espíritu Santo que mora en nosotros. Otra garantía es la presencia del Espíritu de Dios dentro de cada creyente. El Espíritu Santo actúa como un sello, garantizando que pertenecemos al Señor, y como promesa de que nuestro futuro está en el cielo con Dios (2 Corintios 1.21-22).

La Biblia está llena de promesas de Dios.  Nos dice que los que han recibido a Jesucristo como su Salvador pasarán la eternidad con Él. Si usted está batallando con la duda, medite en las Sagradas Escrituras, y pídale al Espíritu Santo que le guíe para tener una comprensión bíblica en cuanto a su salvación.

(De Encontacto.org)
TPSH 30.05.22



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