viernes, 18 de marzo de 2016

"Hoy es el Día de Salvación"

MEDITACIÓN 18.3

Hebreos 3.7-19 "Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyen hoy su voz, no endurezcan sus corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, donde me tentaron sus padres; me probaron, y vieron mis obras 40 años.  A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Miren, hermanos, que no haya en ninguno de ustedes corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;  antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyen hoy su voz, No endurezcan sus corazones, como en la provocación.  ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés?  ¿Y con quiénes estuvo él disgustado 40 años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?  ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?  Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad".

La tendencia a postergar la realización de las cosas puede ser un problema grande: las tareas importantes se descuidan, y nunca se disfruta de los beneficios del trabajo terminado. Pero, peor aún, aplazar los asuntos espirituales puede ser mucho más desastroso.

Toda persona pasará la eternidad en algún lugar. El destino se determina en esta vida por la decisión de aceptar o rechazar la oferta que hace el Señor Jesús del perdón de los pecadosAlgunas personas creen que pueden postergar esta decisión. La eternidad les parece distante...y hay mucho por disfrutar en esta vida. Piensan: “Esperaré hasta que esté cerca de la muerte; entonces le pediré a Jesús que me salve”.

Los problemas con este razonamiento son evidentes:
1. No hay garantía de que usted va a recibir advertencia antes de morir.
2. Pasar toda su vida rechazando la oferta de Cristo, corre el riesgo de que su corazón se endurezca.

Decirle no a Dios (Cristo) puede significar no poder decirle sí cuando la muerte llame a la puerta. Hay un gran peligro cuando se abusa de la gracia de Dios

Toda persona que no está protegida por la salvación en Jesucristo, enfrentará la aterradora realidad del juicio, al estar delante de Dios sin un Salvador (Hebreos 10.26-27).


Postergar la decisión de recibir a Cristo, le hace perder las bendiciones inmediatas, de una relación personal con Dios, y se arriesga a estar separado de Él en el futuro.

¡No tarde más! Venga a Cristo: reconozca su pecado, pida su perdón, y confíe en Él como su Salvador. (De Encontacto.org)

Una frase que se identifica con esta reflexión:

"El Juez que te juzgará al finaltiene un Hijo que te puede ayudar;
pero la decisión -ahora- Tú la debes tomar".



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