Meditación 16.3
Lucas 5.1-5 "Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret,
el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que
estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de
ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual
era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba
desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga
mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo:
Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu
palabra echaré la red".
En Juan 14.15, Jesús enseñó a sus discípulos: “Si me aman,
guarden mis mandamientos”. En varias ocasiones, repitió la conexión entre el
amor y la obediencia, debido a su gran importancia (Juan 14.23; 1 Juan 5.3; 2 Juan 1.6).
Obedecer
el plan de Dios equivale a decirle: “Te amo”. Tener la perspectiva correcta de
la obediencia nos permite soportar cualquier dificultad. Y Dios derrama sus
bendiciones sobre quienes le obedecen.
Considere
el ejemplo de Pedro. El Señor Jesús le pidió que le permitiera utilizar su
barca para predicar a la multitud. Después de haber pasado toda la noche sin
atrapar ningún pez, Pedro podría haber dado a Jesús una excusa —que estaba
demasiado cansado o que había mucha limpieza por hacer. Pero, en vez de eso,
respondió positivamente a la petición de Jesús, y dio un paso hacia la vida de
obediencia y bendición.
Visto superficialmente, prestar una embarcación para
ayudar a Jesús no parecía ser importante más allá de ese momento. Pero Dios
tenía más en mente. Iba a usar la vida de Pedro, y le haría un pescador de
hombres (Mateo 4.19).
Puesto
que somos incapaces de prever lo que el Señor tiene en mente, es posible que no
podamos comprender la importancia de lo que Él nos pida.
Podríamos estar
tentados a modificar su petición para que se adapte a nuestro gusto, retrasarla
para un momento más conveniente, o simplemente no hacer nada. Tales acciones
son siempre poco sabias.
Dios
recompensó a Pedro con el servicio en su reino. Él quiere hacer lo mismo con
nosotros. ¿Cómo le está moviendo el Espíritu, y cuál es su respuesta?
(De
Encontacto.org)
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