jueves, 17 de septiembre de 2015

“La Bendición de la Fidelidad”

MEDITACIÓN 17.9

Rut 4.13-22 Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo. Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos. Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya. Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David. Estas son las generaciones de Fares: Fares engendró a Hezrón, Hezrón engendró a Ram, y Ram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, y Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró a Booz, y Booz engendró a Obed, 22 Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David.”

Creo que la fidelidad extraordinaria de Rut es lo que le ganó un lugar, tanto en la Biblia como en el linaje de Jesucristo. Nuestra sociedad idealiza el “ocuparse de uno mismo”, pero la Palabra de Dios nos enseña a proteger a nuestros seres queridos y a las personas necesitadas (1 Corintios 13.7; Salmos 82.3, 4). Rut es un brillante ejemplo de fidelidad —cambió voluntariamente sus propios planes y sus expectativas para atender las necesidades de Noemí.

Sin una familia que se ocupara de ella, y sin vecinos con la misma fe, Noemí se encontraba en una tierra extranjera, lejos de la comodidad de una colectividad familiar y de ideas afines. Durante esas horas sombrías, Rut —la viuda gentil de su hijo— lo sacrificó todo para permanecer a su lado. Entonces, para cuidar de su suegra, Rut dejó a un lado la esperanza de un nuevo matrimonio, así como la perspectiva de tener un hijo. Ella se fue a otro país, y juró aceptar la adoración del Dios de Noemí.

Rut, sin duda, estaba consciente de los riesgos involucrados al unir su suerte a la de otra mujer en una sociedad dominada por los hombres, pero ella lo hizo sin vacilar. El compromiso de la joven no terminó cuando llegaron a Israel. Fue Rut, siguiendo las instrucciones de Noemí, quien mantuvo a las dos mujeres alimentadas, y quien hizo una alianza estratégica con Booz que aseguró el futuro de ambas.

Rut hizo un sacrificio tremendo por su suegra, y como resultado, Dios le dio las cosas que pensaba que había perdido: un Dios que la amaba, un hogar, un esposo y un hijo. Además de eso, Rut figura entre los antepasados del Mesías, Jesucristo. ¡Qué testimonio tan enorme de recompensa a la fidelidad!
  (De Encontacto.org)

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