Reflexión 30.9
Si la lucha es grande o pequeña, si los enemigos parecen
muchos o pocos, siempre, en todos los casos, es el Señor Jesús quien nos da la
bendición. Nosotros nos preparamos para la batalla, pero Dios es quien nos da
la victoria.
Josué 7:10-12 ¡Israel ha
pecado y ha roto mi pacto! Robaron de lo que les ordené que apartaran para mí.
Y no solo robaron sino que además mintieron y escondieron los objetos robados
entre sus pertenencias. Por esa razón, los israelitas huyen derrotados de sus
enemigos. Ahora Israel mismo será apartado para destrucción. No seguiré más con
ustedes a menos que destruyan esas cosas que guardaron y que estaban destinadas
para ser destruidas.
Josué pensó que derrotaría fácilmente a
Hai, un pueblo pequeño, envió poco ejército, y no pudieron ganar. Luego de
lamentarse y clamar a Dios, el Señor les mostró que habían robado lo que tenían
que entregarle a Él, y algunos habían retenido lo que tenían que eliminar.
La codicia llevó a muchos a esconder la
riqueza que no provenía de una fuente de bendición, haciendo de esas cosas, un
ídolo escondido. El Señor es quien siempre dio la victoria a su pueblo, y ésta
requiere de obedecer lo que nos pide. Si desechamos el consejo y guardamos en
el corazón lo que no es aprobado por el Señor, es como erigir un ídolo, que se
transformará en la causa de nuestras derrotas.
Una
oración: “Padre,
te pido que me muestres si hay ídolos –que ocupan mi pensamiento y corazón; ídolos
que me impidan derrotar lo que se me opone. Abre mis ojos y dame convicción de
aquello que debo eliminar. Solo tú eres quien me das la victoria, te lo pido en
el nombre de Jesús. Amén”
Que el Dios Todopoderoso te muestre esos
ídolos que, sin darte cuenta, están alejando las bendiciones de Dios para
ti. Abre tus ojos, Dios desea mostrártelos.
También ten
presente que es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, entender
que Él quiere que todos seamos salvos (libertados del pecado) y que vengamos
al conocimiento de la verdad; también quiere que estemos seguros que hay un solo
Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, y se llama Jesucristo (1
Timoteo 2: 3-5)
(De Avanzapormas y WMV)
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