jueves, 20 de agosto de 2015

“Estorbos Para la Oración”

MEDITACIÓN 20.8

Efesios 3.14-21 “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,  de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,  para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;  para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,  seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,  y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.  Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,  a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.”

Cuando usted ora, ¿tiene la seguridad de que Dios le escucha?

Consideremos algunos de los estorbos para la oración. 1. La poca concentración inhibe nuestra comunicación con Dios. La mente humana tiene la propensión a distraerse, y es común que nuestros pensamientos se deslicen de la oración a otros temas. Un antídoto: darse cuenta de con quién estamos hablando. Cuanto más comprendamos el poder, amor, omnisciencia y santidad de Dios, más fácil nos será mantenernos enfocados.

2. El sentirnos indignos de hablar con el Dios de toda la creación. El sentimiento de culpa por el pecado puede hacernos evitar pasar tiempo a solas con Él, pero el Señor quiere que traigamos nuestros pecados a su luz. Por nuestros propios méritos nunca seremos dignos de estar en su presencia. Pero la muerte y resurrección de Jesús nos dieron perdón y aceptación, y por eso podemos venir a Él sin temor o vergüenza.

3. El temor puede ser un obstáculo en nuestro camino. Algunas personas se inquietan, y piensan: ¿Y si no oro correctamente? La verdad es que nadie sabe cómo orar de una manera digna de un Dios santo. Es por eso que el Espíritu Santo intercede por nosotros. El Señor desea nuestros corazones, NO las palabras perfectas.

El Señor se ha hecho accesible a nosotros mediante la oración, el recurso más poderoso de la vida cristiana. Podemos venir ante el Dios Todopoderoso en oración. Nuestro Padre celestial está esperando escuchar nuestra alabanza, confesión y petición.

(De Encontacto.org)

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