MEDITACIÓN 17.8
1 Corintios 13.12 “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos
cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.”
Si bien Es cierto que Dios es bueno, y que está en control,
también es cierto que nos pasan cosas malas. Aunque está dentro del poder del
Señor dar a todos una existencia perfecta, eso no sería lo mejor para nosotros.
Las pruebas y sufrimientos nos conducen, a menudo, al Padre celestial. Y
para aquellos que ya somos sus seguidores, Dios usa circunstancias adversas
para hacer madurar nuestra fe y conformarnos a la imagen de su Hijo.
En su omnisciencia y sabiduría, Dios
permitirá que desastres y males toquen nuestra vida para que podamos aprender
de la experiencia. El crecimiento, ya sea de compasión, confianza o
entendimiento, es bueno. Si pudiéramos dar un vistazo a cada escena de nuestra
vida, veríamos al Señor actuando soberanamente para llevar a cabo su gran
propósito para nosotros.
Romanos 8.28
dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,
esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Algunas veces, vemos
resultados inmediatos de las pruebas. Pero otras, tenemos que esperar meses o
años (o hasta que lleguemos al cielo) para entender plenamente lo que Dios
estuvo haciendo por medio de esas circunstancias.
El sufrimiento y el mal son partes
inevitables de un mundo caído. Pero tenemos la
seguridad de que Dios está en control del universo, incluyendo el
diminuto rincón que ocupamos. Cuando Él permite que sucedan cosas malas,
podemos estar seguros de que seguirá dándonos guía y consolación, al mismo
tiempo que nos moldeará para convertirnos en las personas que Él quiere que
seamos.
(De Encontacto.org)
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