Hebreos 3.7-9 “Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, 8 No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, 9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras 40 años.”
Dios llama constantemente a sus hijos, pero la condición de
cada corazón determina el resultado. Quienes tienen un corazón tierno y
sensible escuchan su voz, y se rinden a Él en obediencia; pero quienes tienen
un corazón endurecido resisten sus advertencias e instrucciones. Curiosamente,
al escuchar la misma voz, la reacción de los creyentes será diferente.
Puesto que el endurecimiento es un proceso lento que está
acompañado a menudo de excusas y justificaciones, es posible que las
señales de peligro no sean reconocidas de inmediato. ¿Cómo responde usted
cuando el Señor le habla por medio de su Palabra, de su conciencia, o de
mensajes basados en la Palabra?
Piense detenidamente en las siguientes características de un
corazón endurecido:
• Insensibilidad o
resistencia a lo que el Señor dice.
• Rechazo a la autoridad de Dios.
• Desobediencia.
• Justificación de la conducta pecaminosa.
• Resistencia a la corrección de los demás.
• Preocupación por las cosas de este mundo (carrera, relaciones, bienes
materiales).
• Poco interés en los asuntos espirituales.
• Indiferencia por la lectura de la Biblia y oración.
• Evasión de la adoración colectiva (reunión con otros creyentes).
Un corazón endurecido no tiene por qué mantenerse inflexible.
Si usted ha identificado en su vida cualquiera de las características
mencionadas, comience hoy mismo a volver al Señor. Pídale
que le dé un corazón nuevo y el deseo de conocerle
(Jeremías 24.7).
El Señor se especializa en hacer
nuevas todas las cosas (2 Corintios 5.17).
(De En
Contacto.org)
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