Lectura en Isaías 43.1-3 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse
nombre, mío eres tú. 2 Cuando
pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te
quemarás, ni la llama arderá en ti. 3 Porque
yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por
tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.”
Las tormentas de la vida pueden hacernos sentir que hemos quedado a la
deriva, e inseguros en cuanto a hacia dónde nos dirigimos. Los discípulos
sabían que estaban en el Mar de Galilea, que se dirigían a Genesaret, pero en medio del violento
vendaval no podían determinar su dirección o la distancia de la costa.
La tormenta oscurecía las luces del cielo que les servían de guía, y al mismo
tiempo atacaba sus sentidos. ¿Alguna
vez se ha sentido usted así?
La soberanía de Jesús.
El Señor demostró que controlaba totalmente la naturaleza y la vida de sus
seguidores. No hay un solo
momento en que no tenga el control absoluto de nuestras tormentas. Jesús sabe
exactamente dónde estamos, hacia dónde nos dirigimos, y qué tan fiera es la
tormenta. Recuerde que Aquel que murió en nuestro lugar por amor, es
Aquel que tiene al futuro en sus manos —y que también nos tiene a nosotros.
El poder protector de
Jesús. El poder de Cristo para proteger fue evidente en esa
tempestad. Estuvo pendiente de los discípulos que estaban en la barca, y cuidó
también de Pedro sobre las aguas. Pero preste atención a una lección de vital
importancia: Él permitió que Pedro se hundiera lo suficiente para que
reconociera su propia impotencia, de modo que se volviera al Señor para que lo
salvara. Nos beneficia recordar que estamos absolutamente indefensos sin Jesús,
y que debemos acudir a Él rápidamente.
La soberanía y la presencia protectora de Jesús llevaron a los discípulos a
adorarle como el Hijo de Dios. ¿Están sus labios desbordando alabanza al Señor
por su protección y su presencia?
(De Ministerios en Contacto)
No hay comentarios:
Publicar un comentario