martes, 11 de febrero de 2014

“Al Ser Víctimas de Abusos”

Lucas 6:26-28 (!!Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas. Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.)

Es prudente conocer algunas recomendaciones básicas para enfrentar el abuso. El problema está tan extendido que, incluso si usted no lo ha padecido, alguien cercano, probablemente sí. De haber recibido este consejo mucho antes, tal vez yo hubiera podido responder mejor a los diferentes abuso recibidos.

Busque la dirección de Dios. No existe una única manera de enfrentar el abuso, porque cada situación es diferente. Van desde el irritante acoso en la escuela, hasta la amenazante violencia doméstica. Las soluciones también varían; condiciones extremas pueden requerir escapar de la situación. De manera que no haga lo que otros dicen que harían. En vez de eso, pregúntele al Señor: “¿Qué quieres que haga?” Acuda primero a la Palabra de Dios. Él nunca le dirá algo que contradiga la Sagrada Escritura.

Ore por la persona abusiva. Por más difícil que parezca, estamos llamados a orar, incluso por nuestros enemigos. Pídale al Señor que su amor transforme la vida de su opresor; que éste pueda ver la maldad del abuso, y que sea libre de esa conducta tan lesiva. Pídale a Dios que le dé a usted discernimiento para entender la motivación del agresor, y pueda así ayudarle a manejar mejor la situación.

Hay personas que fueron víctimas de abuso, que testifican que el Señor no “desaprovechó” su sufrimiento —y hubo consecuencias positivas como resultado de esa experiencia (Romanos 8.28).
(De Encontacto.org)

Les agrego algunos versos bíblicos que nos hablan de las grandes bendiciones que recibimos por obedecer la Palabra de Dios…

Bienaventurado / feliz / dichoso / recompensado…:
El pueblo que sabe aclamar a Jehová; Andará a la luz de Su rostro. Salmos 89:15
Los perfectos de camino, Los que andan en la ley de Jehová. Salmos 119:1
El hombre que pone en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira. Salmos 40:4
Los que guardan mis caminos. Proverbios 8:32
El hombre que siempre teme a Dios; mas el que endurece su corazón caerá en el mal. Proverbios 28:14
Los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Mateo 5:7
El que lee, y oye las palabras de esta profecía, y guarda las cosas en ella escrita; porque el tiempo está cerca. Apocalipsis 1:3
Los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Apocalipsis 22:14

He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.  Apocalipsis 16:15

lunes, 10 de febrero de 2014

“La Carrera de la Vida”

Hebreos 12:1-3 (Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.)

La vida cristiana es descrita muchas veces como una carrera diseñada por Dios. En ella, somos llamados a cumplir sus planes para nosotros. En otras palabras, ser conformados a la semejanza de Cristo y glorificar al Señor.

Para correr la carrera, tenemos que conocer la ruta. La Biblia nos sirve de mapa, brújula y guía. Es un manual infalible para mantenernos apartados del pecado en nuestra sociedad.

Para terminar la carrera necesitamos inspiración y corrección, y la Sagrada Escritura ofrece ambas mediante sus relatos verídicos. Algunos de nosotros somos como el rey Saúl, que respondió al llamado de Dios y comenzó la carrera muy bien (1 Samuel 10.9-11); pero la corrección es posible si perdemos nuestro enfoque del plan de Dios y nos sumergimos en las cosas del mundo. Otros son como el apóstol Pablo, quien fue cruel por años antes de ser salvo. Su vida nos inspira a perseverar y a aceptar el plan de Dios con más pasión.

En la carrera encontraremos obstáculos contra los que debemos perseverar. Algunos de ellos pueden ser: críticas por parte de creyentes y no creyentes; intolerancia a nuestro amor por Cristo; y períodos de soledad e incertidumbre cuando el camino no sea claro. El Espíritu Santo nos fortalece cuando estudiamos el carácter inmutable de Dios y sus promesas eternas.

¿Está usted corriendo bien la carrera? ¿Cómo está respondiendo a las presiones a lo largo del camino? Recuerde que Cristo, que es nuestra vida misma, siempre corre con nosotros. (De Encontacto.org)

Y yo vuelvo y te pregunto: ¿Será tiempo para meditar si estamos corriendo bien la carrera?
!Dios está para ayudarnos a enderezar nuestras sendas!

Dios te bendiga y te dirija en tu carrera!

jueves, 6 de febrero de 2014

"Para Transformar Nuestra Manera de Pensar"

“Para Transformar Nuestra Manera de Pensar”
Colosenses 3:1-2 (Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra)

Ayer vimos que Romanos 12 nos exhorta a no pensar como el mundo, sino a ser transformados mediante la renovación de nuestra mente. Eso puede parecer difícil, pero es posible por medio de Cristo (Filipenses 4.13). He aquí algunos consejos prácticos:

• Reconozca su capacidad de tener pensamientos buenos (1 Corintios 2.16). Si usted puso su fe en Cristo como su Salvador, el Espíritu Santo vive dentro de usted. Por tanto, Él que es santo y puro, le ayuda a tener pensamientos santos y puros.

• Busque las cosas espirituales Cuando se ejercita un músculo, éste se vuelve más fuerte. Asimismo, leer la Biblia proporciona sustento a su mente, de manera que si después ejercita lo leído, mediante el estudio y la meditación, su manera de pensar se volverá más cristocéntrica.

• Examine cuidadosamente sus pensamientos por medio de la Palabra y la voluntad de Dios (2 Corintios 10.5). Muchas veces actuamos de manera impulsiva sin tomar en cuenta las enseñanzas del Señor o sus propósitos. La lectura y obediencia a la Palabra de Dios, y la confianza en la guía del Espíritu Santo, nos ayuda a evitar muchas aflicciones.

• Decida rechazar ciertos pensamientos (Salmos 101.2, 3). Los pensamientos nocivos están entre los “dardos de fuego del maligno” (Efesios 6.16). Puede que no seamos responsables de que esos pensamientos aparezcan de repente en nuestra cabeza, pero sí de nuestra respuesta a ellos. Si en algún momento usted se detiene a recrearse con ideas malsanas, pídale a Dios que redirija sus pensamientos. Luego, dele gracias porque Jesucristo compró su perdón en el Calvario. (De Encontacto.org)

Es por eso que Dios nos dice: “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4.8).

“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” (Juan 5.39)

miércoles, 5 de febrero de 2014

“Nuestros Pensamientos”

Romanos 12:1-2 (Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.)

Nuestros pensamientos influyen en gran medida, no solo en nuestros éxitos, fracasos y decisiones, sino también en nuestra relación con el Señor y con los demás. La santidad proviene de pensar de la manera que lo hace Dios.

Sin embargo, hay varios problemas que pueden afectar negativamente lo que uno piensa. Uno de los más persistentes es la influencia de nuestro pasado. Cuando usted acepto a Cristo, Dios le dio un nuevo espíritu y una nueva vida. Pero, al permitirle empezar de nuevo, no borró el pasado de su mente. El Padre celestial quiere que usted sea capaz de utilizar sus buenas y sus malas experiencias cuando ayude a los demás. También quiere que valore la gracia y sepa que es importante que recuerde de qué le rescató.

Otro problema son las malas influencias. Aunque podamos pensar que somos inmunes a ellas, lo que permitimos que entre en nuestra mente afecta en gran medida nuestra manera de pensar. Las cosas malas crean la tolerancia y el deseo de las cosas del mundo, y pueden hacer que nuestros buenos pensamientos entren en conflicto con nuestros malos deseos, lo cual genera sentimientos de tensión y culpabilidad. Cuando comenzamos a sacar a Dios de nuestras vidas, permitimos que Satanás tome ventaja.

Es por eso que Dios nos dice: “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4.8).

El Señor sabe que prepararnos mentalmente puede protegernos de las trampas del diablo. (De Encontacto.org)

“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” (Juan 5.39)

martes, 4 de febrero de 2014

“El Espíritu Santo, Nuestro Maestro”

Juan 16.12-15 (Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.)
Dios envía al Espíritu Santo para instruirnos personalmente en sus caminos. Este es un regalo maravilloso del Padre celestial para toda persona que decida seguirlo. El Espíritu Santo está indudablemente calificado para ser nuestro Maestro divino: como miembro de la Trinidad, Él es omnisciente, al igual que las otras dos personas de la Deidad. Y porque conoce toda la verdad, puede dirigirnos (Juan 16.13).

Entonces, ¿cómo podemos sacar provecho de la enseñanza del Espíritu Santo? Primero, debemos creer en Jesucristo y recibirle como Señor y Salvador. Todo creyente recibe el Espíritu sin reservas, pero Él no está presente en las vidas de quienes no se han rendido a Cristo. Por esta razón, la fe en Jesús es el primer paso esencial.

Segundo, debemos creer que la Biblia es la Palabra de Dios. En ella, el Señor nos muestra su verdad, con el propósito de acercarnos más a Él. La Sagrada Escritura es la revelación de Dios al hombre, y aunque todos sus 66 libros fueron escritos por autores humanos, cada versículo de ella es totalmente divino.

Tercero, en vez de apoyarnos en nuestra capacidad intelectual, debemos depender del Espíritu Santo para que nos enseñe. Los más admirados pensadores humanos no pueden ni remotamente llegar a comprender la mente del Señor. Para el mundo, el evangelio es locura, pero en realidad es poder de Dios (1 Corintios 1.18-25).

Las maravillas del Señor son gratuitas y están al alcance de todos lo que invoquen su nombre. Pídale al Señor, en el poder del Espíritu Santo, que bendiga su estudio de su santa Palabra. (De Encontacto.org)

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. (Rom. 8.14)
“En él (en Jesús) también nosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. (Efesios 1. 13)

“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” (Juan 5.39)

lunes, 3 de febrero de 2014

“Dirección Divina”

Juan 14.26 (Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho)

Dios sabía que nunca podríamos entender toda su grandeza con nuestras mentes finitas. Es por esto que nos dio al Maestro divino —el Espíritu Santo.

El propósito del estudio de la Biblia no es que adquiramos información sino que seamos transformados. Si lo que leemos no cambia nuestras vidas, entonces no estamos experimentando el poder del evangelio. El Espíritu Santo tiene un propósito importante al enseñarnos la Palabra de Dios: transformarnos según la imagen de Cristo (Romanos 8.29). Y lo hace en tres áreas:

1. En la evangelización. Antes de llegar a tener fe en Jesucristo, fue el Espíritu de Dios quien obró para hacernos conscientes de nuestra necesidad de un Salvador. Este fue el primer paso hacia nuestra semejanza a Cristo.

2. El discipulado. Después que ponemos nuestra fe en Cristo, el Espíritu Santo comienza el proceso del discipulado, que se refiere al crecimiento espiritual continuo y a un conocimiento cada vez mayor de las Sagradas Escrituras.

3. Las misiones. Dios quiere que sus seguidores vayan al mundo para anunciar las buenas nuevas de Jesucristo. Los creyentes tienen el privilegio de expresar su gracia a todas las personas.

La transformación es la clave para llegar a parecernos al Señor Jesucristo. Aunque nunca alcanzaremos la perfección en esta vida, la peregrinación hacia la semejanza a Cristo es importante; pues es la manera como nos convertimos en cristianos maduros y activos.

El Espíritu Santo es nuestro guía. Dé gracias hoy a Dios por su bondad al darle el Maestro perfecto para que le dirija en esta apasionante peregrinación de fe. (De Encontacto.org)

¿ Sabías que el Espíritu Santo llega a nuestras vidas cuando le decimos sí a Cristo, nos arrepentimos de nuestros pecados y le confesamos como Señor y Salvador? (Heb.2.38)

Y que todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios?  (Rom. 8.14)

En Efesios 1.13 nos dice:  "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,"


“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” (Juan 5.39)

ESA GRACIA INMERECIDA DE DIOS

27.11.2024 SANTIAGO 1.17-18  “ Toda buena dádiva y don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, n...