miércoles, 9 de enero de 2013

“Pruebas vienen a la vida, ¿qué vamos a hacer?

Resumen del  mensaje del 30.12.12, del pastor  Roberto Miranda -Congregación León de Judá- Boston Ma.
Romanos 4.3 “…Y creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”  Números 14.24  “Pero a Mi siervo Caleb, porque ha habido en él un espíritu distinto y Me ha seguido plenamente, lo introduciré a la tierra donde entró, y su descendencia tomará posesión de ella.”

Sentí del Señor compartir algo que nos de un poquito de vitamina;  y esa lectura como punto de partida, para compartir  algunas enseñanzas en esta meditación.

Veamos la mujer que nos habla 2 Reyes 4, quien  se encuentra en una gran crisis.  Su esposo acaba de fallecer y dejando deudas; y los acreedores -como pago a la deuda- quieren llevarse sus dos hijos para ponerlos a trabajar como esclavos hasta que paguen todo. 

En el primer punto veamos la situación de ella:  A veces uno piensa: Caramba, si yo sirvo a Dios Él me va a cuidar de toda dificultad, de toda situación difícil, Él no va a dejar que nada malo me pase. No voy a tener problemas, ni deudas, todo será riqueza. (Y desgraciadamente hay mucha gente que en sus predicaciones de evangelio de prosperidad, tan solo nos alientan en esa idea)

Creo absolutamente en la bendición para los hijos de Dios y  por eso comparto esta reflexión, pero es importante que entendamos que a los hijos de Dios también le vienen pruebas y dificultades; por lo tanto tenemos que estar preparados para cuando vengan.  No hay  problema en decirle al pueblo de Dios que  vivimos en un mundo caído,  peligroso, difícil, y que cada vez que nos movemos es en contra de la gravedad.

Y Cristo mismo lo dijo en Sus Palabras: en el mundo hallaréis aflicción. Gracias a Dios que no se quedó allí en ese diagnóstico negativo sino que también dijo: confiad, Yo he vencido al mundo.

A veces no nos detenemos lo suficiente en hallaréis aflicción, y pasamos rápidamente -como niñitos- a lo otro, pero también hay situaciones difíciles en nuestras vida. Aún los grandes siervos de Dios sufren percances.  Es en esos momentos que precisamente tenemos que decidir ¿qué voy hacer? ¿voy a quedarme caído, desalentado; voy a comenzar a renegar de Dios, a dudar de Su Misericordia, de Su fidelidad; o voy a creer que mi Dios es poderoso para sacarme adelante?

¿Qué hacer? Algunos se deprimen, se dejan caer, se enojan con Dios, dejan de orar, de ir a la Iglesia, de crecer en el Señor; mientras que otros se levantan, se ciñen los lomos, claman al Señor, se lanzan en búsqueda de la bendición, y de la medicina que Dios tiene para su situación. Un hijo verdadero de Dios no queda caído, sino que se levanta con más fuerza.

Por qué hay que escoger?  Porque hay que seguir adelante y las pruebas son inevitables.  Ahora bien, la pregunta es ¿qué voy a hacer cuando vengan esas pruebas? ¿Quedarme caído o buscar la medicina y los armamentos que Dios me da para seguir adelante?

Dice el apóstol Pablo que nos vistamos con toda la armadura de Dios y estemos firmes.  Plante las dos piernas bien firme y aguante -en el nombre del Señor- hasta que pase el ventarrón.  Confiese bendición, espere en el Señor, libre la guerra de manera espiritual, clame a Dios, confiese la Palabra de Dios…y el diablo tendrá que meter su colita entre las piernas e irse derrotado.  

Habrá momentos que tendremos que tomar la onda -como David- y arrojarla a la misma frente del gigante para derribarlo…no sientas temor al hacerlo.

Sobre Job - hombre de Dios, perfecto en sus caminos, y que no se le podía encontrar nada malo-  en el capítulo 19, podemos ver cómo Dios lo había bendecido de manera gigantesca; y el diablo le dice al Señor:  quítale algo de lo que tiene a ver si no te maldice.  Y el Señor dice: veamos...y ustedes saben la historia.   Y las palabras de Job, en medio de su gran tribulación, fueron: "Yo sé que mi Redentor vive."

Muchas veces hay que pelear contra las emociones, contra el cerebro mismo que se rebela contra ese Dios que usted piensa como que "no le escucha".   Usted tiene que imponerse sobre eso y seguir buscándole. Quién sabe si en esa última oración, que usted cree que ya es la última, viene la bendición.    Dios sabe esperar hasta la hora de la madrugada más densa para contestar oraciones.

Hay veces que  bebiéndonos las lágrimas por la esquina de la boca,  tenemos que decir: yo sé que mi Redentor vive, que tiene buenos propósitos para mi vida. Yo te seguiré sirviendo, seguiré siendo fiel, pues sé que esto no va a durar para siempre.

En  Salmos 42 dice: "Pacientemente esperé a Jehová,  se inclinó a mí, escuchó mi clamor, y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso. Puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos y temerán y confiarán en Jehová."

Muchas veces, mientras estamos pasando por pruebas y dificultades, la gente dice: "mira ese evangélico dizque que Dios está con él; vive metido en la Iglesia todo el tiempo y confesando bendición. Pero míralo cómo sufre"  Esos esperan ver qué usted va a hacer; si va a maldecir a Dios, si le va a abandonar, si decae su ánimo, y mil cosas más.

Pero cuando ven que el Señor le levanta y bendice; le saca de la prueba, y usted vuelve a recuperar el ánimo; les sirve como testimonio, y entonces  también temerán y confiarán en Jehová. Siempre tenemos una nube de testigos mirando… recuerde eso

Dice el apóstol Pablo también: "Antes en todas estas cosas…tribulación o muerte, o hambre o desnudez, o peligro o espada; ni la muerte ni la vida, ni ángeles, ni principados ni potestades, ni lo alto ni lo profundo, ni lo porvenir ni lo pasado podrán separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús."  "Antes, en todas estas cosas, somos más que vencedores."

¿Cómo se va a cumplir la misericordia de Dios en su vida si usted no tiene que pasar por una prueba que ponga en exhibición Su misericordia?  ¿Cómo ser persona de fe, si no pasa por luchas? ¿Cómo un atleta puede llegar a ser bueno, si no pasa primero por privaciones, dificultades y largas horas de ejercicios?   Los problemas vienen,  pero Cristo es más poderoso… si Dios es con nosotros…¿quién en contra?

Cuando tengas problemas -como la viuda- no te eches a morir, no te quedes en tu casa deprimiéndote.  No te encierres, no dejes de buscar con quien orar, no dejes de ir a la Iglesia, sal a dar un refrescante paseo en tus alrededores,  no dejes de clamar al Señor, buscar Su rostro.  Es la única esperanza. Tienes que proclamar la bendición venidera.

Cuando venga la palabra crisis a tu vida: Sacúdete, sigue adelante, mira hacia el futuro, prosigue a la meta…a esa que el Señor te tiene destinado. Eso es lo que hace un siervo de Dios,  por más luchas y pruebas que padezca.   Si estás vivo vas a tener que batallar.

En 1 de Pedro 4:12 dice: "Amados no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido."  "Como si alguna cosa extraña os aconteciese".  "Sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo"  Ese gozaos,  no es el común que se piensa (Ejemplo: Me comí un pedazo de pastel y qué rico estaba),  es un gozaos en el espíritu. Es saber que detrás de la nube y de la prueba viene la bendición… y está la Presencia de Dios.

Jesús -varón experimentado en quebrantos- nace bajo condiciones difíciles y muere bajo condiciones peores,  sin embargo nadie más poderoso que Él. No es solo conocer a Cristo en Su resurrección, sino también en Sus padecimientos.  Para disfrutar de las cosas grandes del Señor, hay que pasar también por las tribulaciones. Y dice el versículo 14: "si sois vituperados por el nombre de Cristo sois bienaventurados porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros."

Cuando estás en prueba, pero firme en el Señor, las alas del Espíritu de Dios se posan sobre ti. Dios está contigo, te  acompaña, te fortalece, te guía, te consuela. Siempre confiesa que Dios está contigo.

Esa mujer de 2 Reyes 4 -en el segundo punto a  enfatizar- es que ella encontró solución.  Se afirmó en el Señor, tomó un tiempecito, y entonces dijo: voy a llegar a la fuente del poder, voy al profeta de Dios…y fue donde Eliseo; le clamó, presentó su necesidad, obedeció sus órdenes…y su bendición llegó.  Eso te sugiero a ti también.

Clamar, no es pedir de forma indiferente ni  casual; es una actitud  decidida, concentrada, clara y determinada.  La Biblia nos dice que tenemos que clamar y Dios nos responderá.  Dios no responde a menos que usted clame.

Jesucristo dice: "Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, tocad y se os abrirá."   Santiago dice que nosotros no recibimos porque no pedimos.  Jesucristo nos dice: venid  acercaos confiadamente al Trono de la Gracia. Hay que acercarse al Trono de la Gracia, el Señor está allí esperando pero hay una parte que nosotros tenemos que hacer. Nosotros tenemos que presentarle nuestras necesidades.

Hay muchos versículos que nos invitan a clamar y pedir.  Ejemplo Juan 14:13-14  dice: "Y todo lo que pidas al Padre en Mi Nombre lo haré."  He aprendido que en la oración está el secreto de la victoria, pero no en una oración  de esas religiosas, sino en una oración que clame al Señor.

Presenta siempre tus hijos  al Señor; presenta tus finanzas, tu salud, tus negocios, planes, proyectos, hogar, matrimonio, etc –báñalo todo con la oración-  para que el Señor lo bendiga.  

A Dios le gustan las peticiones específicas; y la gente que clama a Él continuamente. Si un padre sabe dar buenas cosas a sus hijos ¿cuánto más no le dará el Señor a los que claman a Él día y noche? Tenemos que creer que si clamamos al Señor, Él responderá.

Cero oraciones  piadosas  y religiosas.    a las oraciones de guerra,  que lleguen hasta el Trono de Dios y conmuevan Su corazón.    Fe es una actitud de confianza,  y crece con el ejercicio. Es como un músculo…si lo ejercitas crece.   La fe viene por el oír la Palabra del Señor; es una actitud que se va cultivando. Crece mientras reemplazamos gradualmente actitudes depresivas y tímidas, por actitudes de esperanza y militancia en Dios.

Muchos de nosotros hemos tenido vidas tan negativas  y hemos sufrido tanto, por no saber cómo usar las armas de la fe.  A veces sentimos que el diablo nos ha dado tantos palos, y  que ya hemos dejado de creer que Dios tiene buenas cosas para nosotros. Y entonces vamos a la Iglesia solo como algo defensivo. Cuidado!

Usted tiene que pedirle al Señor que reemplace sus pensamientos,  la estructura  de su mente, de su corazón, de sus emociones.  Usted tiene que tomar una dieta de fe, leer buenos libros que le animen, leer en  la Biblia historias donde la gente vence,  leer las promesas de la Escritura… eso ayudará a reprogramar su cerebro!

Cuando tu mente comienza a pensar positivamente,  es increíble  ver cómo todo irá cambiando gradualmente. Dios va a cambiar todo eso que sientes es negativo;  y te dará vigor y capacidad para rebotar en medio de las situaciones; te dará soluciones y pensamientos sabios.

Una reprogramación del cerebro es esencial.  Si tú haces tu parte, Dios hará la suya.   La fe crece mientras reemplazamos gradualmente las actitudes depresivas y tímidas, por una actitud de esperanza y militancia en Dios. Tú tienes que creer para pedir, y tienes que pedir para recibir.  A medida que comiences a ver a Dios contestando tus oraciones y expectativas, tu fe crecerá y se hará más poderosa.

Pruebas y dificultades vienen a la vida, a los hijos de Dios. Entonces, vamos a clamar, a tomar acciones en el nombre del Señor. Levantémonos en fuerza.

Para finalizar,  quiero señalar que cuando la mujer clama a Eliseo se inicia un proceso importante. Así mismo cuando le pides a Dios, comienza no solo a darte lo que tú necesitas, si no que Él quiere ver tu colaboración, quiere que crezcas espiritualmente, que desarrolles tus destrezas y capacidades…que seas un creyente más fuerte.

Ante la pregunta de Eliseo sobre qué ella tiene en casa… ¿Recuerdan ustedes que cada vez que se acercaba un enfermo al Señor, éste  le preguntaba: ¿qué quieres que te haga, qué necesitas de mí?  Un ejemplo es el ciego Bartimeo, quien se acerca y el Señor le dice: ¿qué quieres?  Que vea él le dice.   El Señor quiere escuchar de nosotros, Él quiere que nosotros también participemos.

Cuando el Señor manda a los discípulos a dar de comer a la multitud,  ellos dicen: no tenemos nada.   Jesús dice: busquen entre la multitud. Cuando  van, buscan… regresan con cinco panes y dos peces. Lo que tú le puedes traer al Señor es mucho menos de lo que tú necesitas, pero eso es lo que Él necesita, como base, para hacer el milagro en tu vida.

Yo he aprendido que si quiero bendición, hay algo que tengo que poner. Dios no lo va a dar todo,  porque no quiere que yo sea parásito; sino guerrero.  Él me va a poner a hacer ejercicios y a demandar que pase por luchas y tribulaciones para que me fortalezca en el proceso.  

Siempre hay algo que puedes usar para llevar a cabo una solución.  Dios nunca nos deja desprovistos de soluciones.   Reflexiona, conoce los recursos que tienes, explora dentro de ti.  

Hay un llamado que Dios ha puesto en tu vida, un don, una posibilidad, un potencial; y eso Dios lo puede usar para llevar a cabo grandes milagros para ti.

Volviendo a la mujer: solo una vasija de aceite tenía. Y fue el ingrediente para el milagro!

Tienes que descubrir lo que tienes… tráelo al Señor, preséntaselo.   Es preciso ser gente emprendedora.   Hay una parte que Dios no hará por ti…solamente tú lo puedes hacer.

Hay personas que quieren ser grandes predicadores,  pero no están dispuestos a ir a un seminario o a estudiar la Biblia…a prepararse para lo que quieren.  Asimismo hay personas sin empleo…y Dios le tiene uno muy bueno en alguna parte,  pero es preciso levantarse temprano, salir,  tocar puertas y buscar.  Dios no va a traer al jefe a que toque a su puerta y le diga: quiero darte un empleo.   Probablemente pasarás  por  diez rechazos, pero quizás el número once será la vencida y donde viene la bendición.  

Dios quiere hombres y mujeres llenos de fe, que le den al Reino de Dios, y que lo avancen aquí en la Tierra.  Mantén tu fe en alto.

Dios no bendice más a muchos cristianos, porque no se atreven a creerle, no se atreven a darle más, no invierten más, no son generosos con el Señor. La Biblia dice que el que siembra escasamente,  escasamente segará; el que siembra generosamente,  generosamente cosechará.

La gente bendecida y próspera en los caminos del Señor,  es emprendedora, atrevida,  entregada, generosa para con el Señor;  es sin ambigüedades. Su vida, sus propiedades, su tiempo, su cuerpo, su familia es de Dios.

Sea generoso con Dios, y espere cosas grandes de Él. Dele medida apretada, no guarde cuentas con Dios y el Señor no se cansará de bendecirte, bendecirte, bendecirte.

Busca todas las vasijas que puedas.  La bendición dependerá de la inversión.   ¿Sabes que tú tienes poder para limitar las bendiciones de Dios en tu vida? Según tu fe, tu inversión, tu capacidad para creerle al Señor, contribuirás para cambiar  tu visión.   Pide al Señor que reprograme tu cerebro.

¿Recuerdan la historia del Rey Joas? Eliseo le dijo: "golpea la tierra con las saetas que tienes en la mano" y éste -hombre mediocre en la fe-  golpeó  solo tres veces. ¿Y qué le dijo Eliseo? Si hubieras golpeado la tierra cinco o seis veces,  no tres como lo hiciste, hubieras derrotado a los sirios hasta que no quedara ni uno solo, pero ahora los vas a derrotar sólo tres veces.

Podemos limitar o liberarnos,  depende de cuán en serio  lo tomemos,   y cuán atrevidos seamos en esperar cosas grandes del Señor.

En este 2013, conviértete en gente de fe, guerrera; deja de lado la religión, la cual nunca salvó a nadie. Deje la falsa piedad. Deja el solo venir a la Iglesia los domingos.  Conviértete  en guerrero de Dios.  Vive la vida cristiana en serio. Es tiempo de crecer en el Señor.

Pon tu Biblia  en un lugar escogido, levántese media hora antes, y léela.   Entrégale tu familia al Señor. Ora por ella.  Asiste a tu iglesia con más frecuencia.  Refuerza tu ánimo.   Clama, sírvele, da, trabaja para al Señor; entrégale todo.  Vive un vida cristiana legítima y auténtica;  y te prometo -en el nombre del Señor-  que vas a tener un cambio radical en tu vida.

Mucho más poderoso es el que está con nosotros, que el que está allá afuera en el mundo. Ningún arma forjada contra ti prosperará dice el Señor. Saldrán por ti por un camino y saldrán huyendo por siete.

El Señor no dejará que tu cesto carezca de pan, Él te ha llamado a bendición, a vida abundante…no a derrota.

Te preguntarás dónde están tus enemigos. Te olvidarás de los días de la sequía y la aflicción,  porque Dios los reemplazará con días de bendición y de gozo.

Crece en las cosas del Señor. Deja que Su Palabra sea fuerte en ti. Créele, Él tiene buenas cosas. "Porque Yo sé los pensamientos que tengo para vosotros, pensamientos de bien y no de mal, para daros el fin que esperáis" dice el Señor.  Ponte de pie, recibe los propósitos del Señor.

 Si vienen pruebas ten un bate bien grande para batearlas de home-run fuera del campo. Si lo que vienen son dificultades, recuerda que el Señor es más que poderoso... "Clama a Mí y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces." Clama al Señor, deja que Él te lleve a través de las luchas, Él te sacará a un valle seguro y te pondrá en tierra firme!

 

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