Hebreos 4.15-16 “No
tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,
sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro”. Amén.
En la
cruz, el Señor Jesucristo hizo posible que entráramos en una relación con Dios, y ahora nunca estamos solos.
A pesar
de que la tecnología nos permite mantenernos conectados, muchas personas se
sienten solas. La verdadera solución para sanar el
dolor del aislamiento es una relación personal con el Señor.
La humanidad
fue creada para tener comunión con el Padre celestial. Adán y Eva tenían cercanía con el Señor,
pero su desobediencia causó enemistad.
Una vez
que el pecado entró en el mundo, todos quedamos manchados por él y, en
consecuencia, separados de Dios (Isaías 59.2).
Pero gracias
a su amor, el Señor previó una manera de cerrar la brecha: El Señor
Jesucristo.
Él tomó
nuestras transgresiones sobre sí muriendo
en el Calvario, y borrando las manchas del pecado. Quien confía en su
sacrificio es reconciliado con Dios, y restaurado a una relación
correcta con el Señor.
La
reconciliación con el Señor significa que nunca estaremos solos (Deut.31.6). Aunque te sientas solo alguna vez, el
Espíritu Santo es ese compañero constante que sabe consolar el corazón.
Feliz día.
¡Que Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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