Salmos 40.1, 2, 4 “Pacientemente esperé a Jehová, se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira". Amén.
La inseguridad puede ser una trampa peligrosa. Sus efectos pueden ser dañinos.
Muchas veces se es indeciso por temor a equivocarnos. O por temor a que nos rechacen con nuestras acciones. También, por creer que el éxito se mide por la aceptación de los demás.
No existe una solución rápida para superar la inseguridad; no es algo que podemos confesar y esperar libertad inmediata. Un cambio de mentalidad toma su tiempo.
Pero es útil identificar de dónde provienen esos
sentimientos de dudas, y luego entregárselos al Señor.
En 1 Pedro 5.7 nos dice: Echar toda ansiedad sobre Él (Dios), porque Él tiene cuidado de nosotros.
Recordemos que el éxito no se debe medir por elogios o aceptaciones humanas. Es que decidamos confiar en lo que Dios dice sobre nosotros, y no en lo que el enemigo susurre.
La inseguridad es una prisión que obstaculiza, ¡pero en Dios, todo es diferente!
Muy feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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