Jeremías 29.12-13 “Entonces me invocarán, y vendrán, y orarán a mí, y Yo los oiré; y me buscarán y me hallarán, porque me buscarán de todo su corazón”. Amén.
Nuestro Señor Jesús modeló
con ejemplo la práctica
de apartar tiempo para estar con el Padre.
Aunque el Señor Jesús estaba con frecuencia rodeado de muchas personas, entendía su necesidad de aislarse. Se retiraba de las multitudes, e incluso de sus discípulos, para hablar con Dios.
Sin importar las circunstancias, el Señor se aseguraba de preservar su tiempo para descansar en el Espíritu, enfocarse en su relación con el Padre y fortalecerse física y emocionalmente.
Para tener esa paz interior, debemos hacer una pausa y dejar que nuestra alma sea consciente de la presencia del Espíritu Santo.
Si haces de estas cosas una prioridad, cosecharás enormes beneficios. Independientemente de que te parezca un reto.
Si lo que deseas es aquietar tu alma, mente y corazón, puedes descubrirlo con la paz que ofrece la presencia del Señor. ¡Es un regalo que no tiene precio!
La paz y el consuelo verdaderos solo llegan cuando la presencia del Padre celestial es nuestra prioridad.
Evangelista
Wilda Messina
Feliz
día. ¡Que Dios te bendiga!
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