2 Pedro 1.3-5 “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que, según su grande misericordia, nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”. Amén.
Mientras
esperas que Dios responda tus peticiones, pídele que te
ayude a crecer en fe, obediencia y paciencia.
Las
promesas de Dios nos recuerdan su interés en nuestra
vida, también nos brindan esperanza durante tiempos difíciles.
Antes de apropiarnos de una promesa, examinemos tres áreas: fe, obediencia y paciencia.
Porque es muy
importante que confiemos en Cristo como Salvador
personal. Que obedezcamos a Dios, puesto que nuestra obediencia
es necesaria para reclamar Sus promesas condicionadas. Por último,
se requiere paciencia. Dios obra a Su tiempo, conforme a Sus propósitos
y plan perfecto.
Quizás
entiendas que una promesa divina no se está cumpliendo -para ti. Echa
otro vistazo al pasaje bíblico, para asegurarte si se aplique a ti.
Analiza su contexto con detenimiento.
El
Espíritu Santo sabe edificar nuestra fe, y darnos el discernimiento
necesario, así como desarrollarnos aún más en fe, obediencia y paciencia. Cualidades
necesarias mientras esperamos que Dios cumpla las promesas que si son
para nosotros.
Feliz día. ¡Que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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