Mateo 7.7-8 "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá". Amén.
El privilegio de la oración se basa en nuestra
relación con Dios, por medio de su Hijo Jesucristo. Solo quienes han nacido de nuevo son miembros
de la familia de Dios (Juan 3.3-6); por demás, pueden llamarlo Padre y
saber que Él les guardará, guiará y responderá.
Dios no hace ese compromiso con incrédulos. La única excepción es el pecador que viene arrepentido,
pide perdón, y recibe a Cristo como Señor y Salvador.
La oración es más que hacer peticiones a Dios. Implica buscar su voluntad para que guíe nuestras
súplicas. También incluye explorar opciones para ayudar a determinar la
mente del Señor.
Cuando nos esforzamos por orar en la voluntad de
Dios, tendremos respuesta. En vez de probar los diversos métodos de oración aprendidos, recomendados
en libros, o en los medios de comunicación, vamos a pedirle al Señor que nos
enseñe a orar de la manera en que Jesús lo hizo. Y, sobre todo, vamos a
ponerlo en práctica.
Feliz día. ¡Que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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