Romanos 12.1-2 “Así que, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios, que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es su culto racional. No se conformen a este siglo, transfórmense por medio de la renovación de su entendimiento, para que comprueben cuál sea la voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Amén.
Cuando se trata del Señor, entregarnos
incondicionalmente
debe darnos gozo. Pero para hacerlo, debemos ver los siguientes pasos...
1. Rendirnos al señorío de Cristo. Una manera de
identificarnos con el Señor es entregándole todo lo que tenemos y somos.
A medida que eso ocurre, el lugar del Señor Jesucristo aumenta.
Lo primero a entregarle debe ser nuestra
actitud,
y luego, demostraremos obediencia en cada aspecto de nuestra vida.
2. No poner límite a lo que estamos
dispuestos a hacer, o a llegar a ser. Es que no tengamos áreas restringidas,
en la que el Señor Jesús no esté invitado.
Recordemos que, en Dios, nada está
reservado para nuestro uso exclusivo. Porque nos ponemos totalmente a
disposición de la voluntad de Dios.
3. Transferirle a Jesucristo la propiedad de
nuestro cuerpo, alma y espíritu. Es renunciar al control de nuestra vida, aunque
parezca insólito o aterrador.
Es que, al ponernos en manos de Dios, solo
cosas buenas pueden resultar. Confiemos por completo en el Señor. Él es
totalmente digno de toda confianza.
Feliz día. ¡Dios te
bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia:En.Contacto)
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