Mateo 14.26-27, 33 “Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar (a Jesús), se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo! yo soy, ¡no temáis! Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios”. Amén.
También nosotros podemos encontrarnos en situaciones
precarias, y vencidos por el miedo, pero, aunque la vida está llena de
incertidumbre, las verdades bíblicas no cambian.
Esas Verdades nos enseñan a obedecer con
confianza, a no enfocarnos tanto en el resultado deseado, sino en la
fidelidad del Señor.
Nunca dudar de que Dios está con nosotros. Por eso, es imposible
para el creyente, vivir un solo día sin su presencia, ya que nuestra
relación con Él, mediante nuestro Salvador Jesucristo, es permanente (Heb.13.5).
El amor del Señor por nosotros es profundo, y
sus promesas son seguras. Si nos llama a salir de nuestra “zona de confort”, podemos
obedecerlo, porque Él estará a nuestro lado.
El Espíritu Santo nos da la fuerza divina para hacer lo que el
Padre celestial dice. Es que la obediencia no se logra por esfuerzo propio,
es por la completa dependencia del Señor.
¡La gracia de Dios es suficiente para todo! Además, Su poder
se perfecciona en nuestras debilidades (2Cor.12.9).
El Señor nos ha provisto todo lo que necesitamos
para obedecerle.
Por tanto, fijemos nuestros ojos en Él, y demos nuestro mejor paso de
fe.
Feliz día. ¡Dios te
bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia:En.Contacto)
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