24.11.2024
1 TIMOTEO 6.7-11 “Nada hemos traído a este mundo, y, sin duda, nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, hombre de Dios, huye de estas cosas…”. Amén.
Todos necesitamos dinero
para satisfacer necesidades básicas, como la comida,
la vivienda, el vestido, etc. Pero pocas personas se conforman con lo esencial.
Ganar dinero para
mantener el estilo de vida deseado puede parecer una idea razonable, pero vivir para maximizar el poder adquisitivo es una filosofía
egocéntrica, no centrada en Dios.
Mientras el mundo
aboga por acumular más riquezas, el Señor nos enseña que hagamos el bien
con nuestro dinero, y lo compartamos.
En vez de centrarnos en
cuánto guardar, pensemos en cuánto podemos dar. Dios ha prometido suplir nuestras necesidades, y se complace en ver a
sus hijos compartiendo con alegría lo que Él les da.
Para el hombre natural, tener
poco dinero parece ilógico. Pero para los hijos de
Dios ocurre lo contrario. Cuanto más obedecemos la dirección del Señor,
mayor es nuestra satisfacción y sensación de seguridad.
Evitemos a toda costa que nuestra atención esté centrada en las posesiones terrenales y no en el Señor.
Muy feliz día. Que Dios te bendiga y guarde.
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia:En.Contacto)
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