08.05.2024
1 Juan 1.9-10 ”Si confesamos nuestros pecados, ÉL (Dios) es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”. Amén.
A medida que maduramos espiritualmente reconocemos que la confesión a Dios, el arrepentimiento y la obediencia son recursos necesarios para mantener una relación íntima con Dios.
Cuando el Espíritu Santo nos convence de pecado, debemos confesarle inmediatamente al Señor nuestra mala acción, y apartarnos, para no seguir afligiendo a nuestro Padre.
La confesión significa coincidir con Dios en que nuestra transgresión estuvo mal y que viola su voluntad.
El pecado afecta nuestra comunión con el Señor. Hasta que no se lo confesemos, no podremos recibir la limpieza que ÉL nos ofrece.
Una confesión está incompleta si no hay arrepentimiento, es decir, si no nos apartamos del pecado, y nos volvemos al Señor en obediencia.
Lamentablemente, el arrepentimiento se descuida cada vez más, pues vemos como la sociedad rechaza toda responsabilidad por sus malas acciones, fomentando la tolerancia al pecado.
No creas las mentiras del mundo, aprende a ver tu pecado como Dios lo ve, y deja que tu corazón se entristezca por el mismo.
Recuerda usar esos recursos primordiales que Dios ha dado: confesión, arrepentimiento y obediencia.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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