14.03.2024
Mateo 6.19-21 “No hagan tesoros en la tierra, donde polilla y orín corrompen; donde ladrones minan y hurtan; hagan tesoros en el cielo, donde ni polilla, ni orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”. Amén.
Cuando mueras…
Alguien hará lo necesario, de acuerdo con sus posibilidades, para enterrarte. Algunos irán a tu funeral a "despedirse", quizás hasta cancelando compromisos. Tus pertenencias serán regaladas, vendidas o quemadas.
Pero el mundo no se detendrá a llorar por ti. En tu trabajo, serás reemplazado. Los procesos no se detendrán, y la economía continuará.
Si tienes bienes irán a tus herederos. Seguirás siendo mencionado, juzgado, cuestionado y criticado por cosas que no hiciste.
Quienes te amaban sinceramente llorarán de vez en cuando, pero luego regresarán a su risa. Los "amigos" que te buscaban para divertirse contigo, se olvidarán de ti más rápido. Y tus animales se acostumbraran a su nuevo dueño.
Alguien más se sentará en tú silla, comerá en tu mesa y dormirá en tu cama. Quizás el dolor más profundo de algunos durará unas semanas, meses, o algunos años, pero luego todo quedará añadido a los recuerdos. Tu historia terrenal ya terminó.
Iniciarás la nueva realidad después de la muerte. Donde no te pudiste llevar tus cosas: tu cuerpo, belleza, apellido, profesión, posición, diplomas, medallas, trofeos, cuenta bancaria, casa, carro, familiares, amigos, cónyuge…
Eclesiastés 2:11 dice: Miré todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
Solo tu alma irá a aquel lugar. Juntamente con los depósitos que hayas hecho a tu cuenta, que hoy se llama: ”Para la Eternidad”.
¿Cómo están tus ahorros en ella? ¿Dan para Salvación o para condenación eterna?
Hoy te recuerdo a Juan 11:25, donde Jesús te dice: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Feliz día. Medita en lo que te he dicho.
¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
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