21.03.2024
Salmos 37.30 “Cuando el justo habla, imparte sabiduría; con su lengua proclama la justicia”. Amén.
Una anécdota árabe dice que un Sultán soñó haber perdido los dientes. Al despertar, mandó a llamar expertos para que le interpretaran su sueño.
Un hombre le dijo: ¡Qué desgracia!, cada diente caído representa la pérdida de un pariente de su Majestad. El sultán le gritó: ¡Qué insolente!, ¿Cómo te atreves a decirme eso? ¡Fuera de aquí! Y ordenó darle cien latigazos.
Otro hombre le dijo: Gran felicidad le ha sido reservada mi sultán. ¡Su sueño significa que sobrevivirá a todos sus parientes! Se alegró tanto el sultán que ordenó darle cien monedas de oro.
Cuando éste hombre salía del palacio, alguien le dijo: La interpretación que han hecho ambos es la misma. No entiendo por qué al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
Este hombre le respondió: Todo depende de la forma en como lo digas. Uno de los más grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.
De la forma de comunicarnos puede depender la felicidad o desgracia; la paz o la guerra.
La verdad puede ser como una piedra preciosa. Dependerá si la envuelves en delicado estuche, o simplemente la arrojas.
Cada vez que abras tu boca se sabio. Envolver tus palabras con amor, dolerán menos y, al final, darán sus frutos.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
TPSH 17.7.14)
No hay comentarios:
Publicar un comentario