28.11.23
Efesios 4.31-32 “Quítense de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes, sean humildes unos con otros, misericordiosos; perdonándose unos a otros, como Dios también perdonó en Cristo”. Amén.
¿Es el dolor de tu pasado una prisión de tu presente? ¿Te la pasas pensando en alguien que te hizo daño, recordando todas esas humillaciones y heridas que te hizo sentir? ¡Cuánto desperdicio tienes de tu vida!
Eso es como preparar un vaso de veneno para desquitarse con quien le ha herido, y quien termina tomándoselo es uno mismo.
¡Qué triste es ese caso! El rencor es algo que a menudo se alimenta y cultiva con mucho cuidado, a lo largo de los años. Pero aun hay oportunidad de ser libre de rencores del pasado.
Hay que aprender que si alguien te hiere —sea de manera intencional o no— y se comienza a fantasear con mil y una forma de vengarse, lo único que se está haciendo es destruyendo el corazón y la mente. Así como dejando de vivir partes bien hermosas de la vida.
La invitación que te hago es a vivir en la fe y el amor de Jesucristo, que ofrece una mejor manera de vivir. En vez de alimentar odio, pudieras apartarte del mal, hacer el bien; buscar la paz y seguirla (Salmos 34.14).
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: En.Contacto)
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