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Génesis 45.4-5 “Dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Le dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. No os entristezcáis, ni os pese haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros”. Amén.
Aquí, José se da a conocer a sus hermanos. Le dice que no se entristezcan, ni se sientan mal por haberle vendido. Que la misión de Dios para él era preservar vidas.
Ahora José era hombre de gran nombre, que llegó hasta ahí por hechos bien dolorosos en su vida. Él pudo haberse vengado, pero no: él besó a sus hermanos, y lloró.
Y en 50.19-20 le dijo que no temieran, que él no era Dios, para acusarles. Los perdonó y mostró su amor. Entendió que todo fue plan de Dios. --Y tú te vives quejando por cualquier “quítame esta paja”. Piensa con mayor humildad y fundamento, por favor.
Por mal que te hayas sentido -por algo que te hiciera alguien… ¿acaso estás tú en lugar de Dios? Solo Él sabe cuándo mover tu ficha, y que seas realmente bendecido. ¡En medio del proceso, espera, obedece y confía en Dios!
Suelta todo resentimiento, amargura, ira, grito, infamia, maldición… Entrégale tu pasado al Padre. Pon en sus manos tu futuro. Y de esa apagada vida presente, podrás ver el resplandor de un nuevo sol.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
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