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1 Corintios 10.31-33 “Si comes o bebes, o haces otra cosa, hazlo todo para la gloria de Dios. No seas tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos”. Amén.
¿Alguna vez has ofrendado, diezmado, servido en la iglesia, asistido a una predicación o dedicado tiempo a orar? Probablemente tu respuesta es “por supuesto que sí”. Pero ¿has considerado todas esas actividades como una labor de edificación del Reino, y de apoyo a la misión de Cristo en la tierra?
Pudiéramos decir que es fácil aceptar estas prácticas como fundamentales en la vida del creyente, incluso entender que son básicas. Pero es bueno que sepas que, con esos pequeños actos, estás demostrando que atesoras todo lo que Dios ha hecho por ti o te ha dado.
Por medio de tus ofrendas, diezmos, servicio y adoración, no solo estás siendo buen mayordomo, también estás ofreciendo tus dones y corazón al Señor.
Tómate un momento para considerar lo que Dios te ha dado: esos talentos, habilidades, oportunidades que has recibido o cosas que posees. Pídele al Señor que te ayude a disfrutarlos, y te revele cómo pueden ellos glorificarlo a Él.
Recuerda: todo lo que hagas, sea para glorificar a Dios.
Feliz día, y ¡que Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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