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1 Samuel 3.4-8 “Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí. Y corriendo luego a Elí, dijo: Heme aquí, ¿Para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y él se acostó. Y Jehová llamó otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, vino a Elí y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y Elí dijo: Hijo mío, yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada. Jehová llamó la tercera vez a Samuel. Y él se levantó y vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces, entendió Elí que Jehová llamaba al joven”. Amén.
Si alguna vez te has sentido inquieto, como si algo no estuviera bien, pudiera ser Dios llamando tu atención. Así podemos verlo con el caso de Samuel. A la tercera voz, Elí se dio cuenta de que Samuel estaba oyendo la voz de Dios.
Ese modelo, puede ser algo que Dios utilice para guiarnos hacia nuevos conocimientos. La Sagrada Escritura nos dice que mientras Samuel crecía, el Señor estuvo con él y cumplió todo lo que le había dicho (vs.19).
No importa la manera en que Dios te haga sentir, su propósito siempre es bueno. Confía y examina, sin temor a equivocarte, la sensación de paz que Él te ofrece.
Tú, como Samuel, aunque no estés seguro de dónde viene tu inquietud, Dios nunca dejará que te confundas.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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