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Salmos 32.8-10 “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. No seas como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti. Muchos dolores habrá para el impío; más al que espera en Jehová, le rodea la misericordia”. Amén.
Aunque el camino de la vida está marcado con muchas alegrías, así como con sufrimientos, el Señor no cesa de dirigirnos hasta nuestro hogar eterno.
Se necesita sinceridad para reconocer que no estamos capacitados para ir solos por la vida. Con nuestras fuerzas, conocimiento limitado y razonamiento humano, no podemos estar seguros de que nuestras decisiones sean sabias.
El Señor está dispuesto, y puede guiarnos, si se lo permitimos. Para estar en sintonía con Dios, obedezcamos su dirección, leamos su Palabra y practiquemos los mandatos bíblicos.
Para quienes seguimos al Señor, la eternidad en el cielo está más allá de nuestro último latido del corazón. Y es hacia allá donde nuestro Salvador nos está guiando cada hora.
A nosotros nos corresponde seguirlo obedientemente para que, cuando lleguemos al cielo, escuchemos al Padre decirnos: ¡Bien, buen siervo y fiel… entra en el gozo de tu señor! (Mt 25.21).
Muy feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
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