#3,517
Salmos 25.3-5, 21
“Quien en ti pone su esperanza jamás será avergonzado; pero quedarán en vergüenza los que traicionan sin razón. Señor, hazme conocer tus caminos; muéstrame tus sendas. Encamíname en tu verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador; ¡en ti pongo mi esperanza todo el día! Sean mi protección la integridad y la rectitud, porque en ti he puesto mi esperanza”. Amén.
En Salmos 25, vemos a David orando por protección y guía mientras espera en Dios.
Todos sabemos lo difícil que es esperar en tiempos difíciles. Pero el Padre celestial sabe utilizar esas situaciones para desarrollar las virtudes que Él desea que tengamos.
¿Cuáles virtudes son esas?
FE. De que los caminos y planes del Señor son más elevados que los nuestros (Isaías 55.8-9). Cuando no entendamos por qué Dios no actúa, podemos confiar en su fidelidad, pues Él hará lo mejor.
HUMILDAD. Como la vida cristiana es dirigida por Dios, la obediencia requiere de esta virtud. Reconozcamos que el Señor es nuestro Dueño y que dependemos totalmente de Él.
PACIENCIA. Es el fruto espiritual que el Espíritu Santo produce en nosotros cuando esperamos y confiamos en que Dios intervendrá en el momento oportuno.
¿Estás dispuesto a permanecer en tu situación actual hasta que el Señor actúe a tu favor? Esperar no es una actitud pasiva. Requiere enfocarnos en la sabiduría, bondad y fidelidad de Dios, sin importar lo desafiante que pueda parecer una situación.
Muy feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: En.Contacto)
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