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Éxodo 3.10-12, 20-21
“Ven (dijo Dios a Moisés) te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo… Entonces Moisés respondió: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y Él (Dios) respondió: Ve, porque YO estaré contigo…. YO extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas, y los dejarán ir. Daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando salgan, no vayan con las manos vacías”. Amén.
Ante las dificultades, ¿con qué rapidez buscas a Dios y sus caminos?
A través de Moisés, podemos ver las maravillas que Dios podía hacer mediante una persona que se rinde a Él.
Dios rescató a su pueblo sin necesidad de ejército. Solo con la demostración de SU poder. Demostró superioridad en su modo de proceder, al sacar de servidumbre a más de 2 millones de esclavos con muchas riquezas.
A Moisés, Dios le tuvo que quitar su orgullo, confianza en sí mismo y voluntad propia, porque solo humillado podía ser alguien que Dios utilizaría con gran poder.
Ese orgullo que nos sube tanto, cuando Dios lo derriba, le da capacidad a Él para utilizarnos.
Nuestra debilidad -puesta en las manos de Dios- es la que nos hace útiles, y nos demuestra que todo el poderío y la gloria le pertenecen solo a Él.
Muy feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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