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Juan 15.10-12
“Si guardaren mis mandamientos, permanecerán en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas he hablado, para que mi gozo esté en ustedes, y sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que se amen unos a otros, como yo los he amado”. Amén.
Cristo nos prometió su gozo, aunque hay veces que este puede apartarse. Y para el gozo, el Espíritu Santo es la fuente. El gozo divino existe sin importar circunstancias. La felicidad, en cambio, proviene de causas externas, es de carácter terrenal, y aumenta o disminuye a medida que cambian las circunstancias.
El gozo que el Espíritu Santo nos da se produce cuando:
1. NOS ENFOCAMOS EN UNA RELACIÓN SINCERA CON EL SEÑOR. Que nada pueda separarnos de nuestro Salvador.
2. VEMOS SU OBRA TRANSFORMADORA EN OTROS. Observemos lo que Dios está haciendo a nuestros alrededores: rescatando personas de la esclavitud del pecado y transformándolas a su semejanza.
3. SERVIMOS A QUIENES ÉL NOS ENVÍA. Es que nuestro cuidado obediente y amoroso para los demás nos produce gozo espiritual.
4. MEDITAMOS EN LA PALABRA VIVA DE DIOS. Por medio de la Biblia, recibimos su grande amor, y sus preciosas verdades sobre las cuales edificar la vida.
Dedique
unos minutos para:
-Meditar en lo maravilloso de un nuevo nacimiento en el
Señor y Salvador Jesucristo.
-Compartir el gozo espiritual de alguien.
-Servir obedientemente a otros.
-Hacer un chequeo de la vida emocional y espiritual.
¿Ya se te está haciendo más fácil cantar Aleluya? ¡Comienza!
Muy feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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