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Romanos. 14:5-6 “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace …”. Amén.
Nuestra tercera razón de celebrar Navidad está basada en el principio de Pablo. Un apóstol práctico, pero con teología profunda. Él debate en cuanto a celebrar ciertas fechas, hacer diferencias entre un día u otro eso es resuelto como lo menciona en estos versículos leídos.
Pablo recuerda lo que en verdad importa: glorificar a Dios. Si celebras o no celebras, no eres mejor o peor creyente. Dios ve tu corazón (algo de gran peso). Se centra en por qué celebras.
Algunos hermanos, deciden abstenerse de celebrar la Navidad. Es una libertad que la Biblia otorga. La mayoría de la iglesia -por 1800 años (aproximadamente)- ha celebrado el nacimiento de Jesucristo. Así que, si celebras, ¡hazlo para la gloria de Dios! Que quien celebra no juzgue a quien no lo hace, y quien no celebra no desprecie a quien lo hace.
Vamos a hacerlo todo para glorificar a Dios. Este mes de diciembre tenemos la oportunidad -como creyentes- de ser luz en las tinieblas.
Cada vez la fiesta del nacimiento de Jesucristo se convierte en una excusa para todo tipo de exceso. Seamos ejemplo de lo contrario, celebrando con gozo y alegría, participando de dar regalos y recibirlos, comer pavo, tomar chocolate, cantar himnos navideños (¡y enseñarlos a nuestros familiares!), sabiendo que es un tiempo principalmente de adoración.
¡Si vas a celebrar la Navidad, celébrala glorificando a Dios!
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: Coalicion.por.el.evangelio)
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